La filosofía en México en el siglo xix
Introducción
En estas líneas se tratará de
resumir el pensamiento filosófico del siglo xix mexicano. Está marcado por varias luchas la primera mitad y
buena parte de la segunda: la guerra de independencia, de 1810 a 1821; la
guerra contra la pretensión de Iturbide de ser emperador, de 1822 a 1824; la guerra contra texas (183-184) y
luego contra la invasión norteamericana (184- 184); la guerra entre liberales y
conservadores (18-181); la guerra contra el emperador Maximiliano y contra la intervención francesa
(1862-1867). Después hubo una época larga de
paz, pero de opresión interna, con Porfirio Díaz, iniciada en 1876 y
terminada en 1910.
En ese tiempo surge la
filosofía política para legitimar la revolución de independencia, que utiliza tanto ideas escolásticas como
ilustradas. Después de la independencia se da la pugna de liberales y conservadores, que
atraviesa en el fondo las guerras con las potencias extranjeras; allí pugna la filosofía liberal
con la conservadora, sobre todo escolástica. Luego se establece el positivismo, que abarca desde
1867, con Juárez, todo el porfiriato, y termina
en 1910 con la revolución, con la que se buscan nuevas ideas.
La revolución de independencia
México se independiza de España y llega a ser un país libre y soberano. ya
estaba en la madurez para hacerlo. Tuvo que conseguirlo mediante las armas, en
la revolución independentista.
En la época de la lucha de
independencia de México respecto de España —lucha que comienza en 1810 y
termina en 1821—, hubo ideólogos o pensadores políticos que sustentaron la legitimidad de la rebelión. Fue un ejercicio
de filosofía, filosofía política más concretamente, pues se filosofaba en relación con los
acontecimientos que se iban desatando.
1
* Doctor en filosofía.
Profesor del Colegio y Posgrado de Filosofía en la Facultad de Filosofía y
Letras de la unaM (PRIDE “D”), e
investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas, unaM. Pertenece al
Sistema nacional de investigadores
(sni), nivel III.
1
L. Villoro, La revolución de independencia,
México, unaM, 1
3; el mismo, “las corrientes ideológicas en la época de la independencia”, en M. de la Cueva et al., Estudios de historia de la filosofía en México, México, unaM, 1980 (3a. ed.), pp. 169-199.18
£ LA FILoSoFíA EN MéXICo EN EL SIGLo XIX ya el propio Miguel Hidalgo y Costilla, el iniciador de la lucha, juntaba ideas tradicionales escolásticas con nuevas ideas ilustradas.
nacido en Corralejo,
guanajuato, en 1
3, estudió en el Colegio de San Francisco Javier, de los jesuitas, en Valladolid (hoy Morelia), estado de Michoacán. Poco antes de la expulsión jesuítica de 1767 fue cerrado este colegio y pasó al Colegio de San Nicolás. En 1770 se graduó de bachiller en artes por la Real y Pontificia Universidad de México, y en 1773 de bachiller en teología. Fue ordenado sacerdote en 1778.
En el Colegio de San Nicolás
enseñó filosofía y teología, y aun fue rector. En dicho colegio presentó una Disertación sobre el verdadero
método de estudiar teología escolástica (1
84),
en la que pugna por introducir
nuevas ideas, ilustradas.
Era discípulo de José Antonio
Borda y aprovechaba el impulso renovador y el método de
Clavijero. Sus maestros
jesuitas fueron expulsados en 1767, cuando Hidalgo estaba a mitad
de su carrera. Ellos seguían a
Suárez, negador del derecho divino de los reyes y que colocaba
el origen de la soberanía en
el pueblo. Esto lo usó Hidalgo para justificar la guerra de independencia,
dadas las circunstancias en las que se encontraba la corona española. También
hay
constancia en la Universidad
de México de que obtuvo grado universitario.
Continuador de Hidalgo en la
lucha, José María Morelos y Pavón nació en Valladolid, hoy
Morelia, en 1765.
3
Estudió en el Colegio de San Nicolás, cuando
era rector Hidalgo, quien le tuvo un
especial aprecio. Terminó su educación en filosofía en 1795, luego pasó a
teología, y obtuvo en la Universidad de
México el grado de bachiller en filosofía. Se ordenó sacerdote en 1797, y ejerció en la parroquia de
Carácuaro. Se unió a la causa insurgente de su maestro murió fusilado en 1815. Escribió un documento
de filosofía social y política, Sentimientos
de la nación, donde expone su idea de la justicia. otros próceres de la
independencia recibieron también formación filosófica.
ignacio aldama estudió dos
años de filosofía en el Colegio de San Francisco de Sales de San Miguel el
Grande, teniendo como maestro al padre filipense Carlos Antonio Martínez, que
usaba los Elementos de filosofía
moderna, de Gamarra. Mientras que la universidad permanecía leal a la corona española, en colegios como aquél
—bastante alejados— había más libertad y
corrían mejor las nuevas
ideas.
Mas, como se ve, no fueron
sólo las ideas ilustradas las que animaron la emancipación, sino también ideas de la escolástica, pues ya
en la escuela de Vitoria se defendía el origen
popular de la soberanía, y que el gobernante, cuando incurriese en
tiranía, perdiera la autoridad y la recobrara el pueblo. Esto lo siguieron Las
Casas y Suárez. De hecho, uno de los que
embonan el independentismo con el liberalismo, como fue fray Servando
teresa de Mier, usó argumentos tomados
de Las Casas para defender la licitud de la revolución independentista.
Fray Servando nació en
Monterrey en 1763.
En 1780 se hizo dominico;
estudió la filosofía y teología tomistas en el Colegio de Porta Coeli, luego
enseñó filosofía en el Colegio de Santo
Domingo y también en la universidad. Murió en México, en 1827. Esgrimió la
teoría tomista del derrocamiento del
tirano y la tesis de Vitoria y su escuela, de que el poder procede del pueblo y
cuando el gobernante se vuelve tirano, el poder vuelve al pueblo y éste lo
M. Beuchot, “Fray Servando Teresa de Mier y el derecho a la insurgencia en el caso de México”, en Justicia y Paz. Revista de derechos humanos, año II, núm. 3 (mayo 1987), pp. 82-88.MAURICIo BEUCHoT £ 183 puede deponer. Escribió una Memoria político-instructiva (1821). Allí pide que México sea una república, pero centralista, no federalista. Además, hizo labor de historiador, publicando en londres su Historia de la revolución de Nueva España.
Se trataba, pues, de una situación
de lucha, en este caso por la independencia de México como país libre y soberano, como nación
autónoma. La reflexión filosófica se orientó a la justificación de la revolución emancipadora,
fue sobre todo una filosofía política de la independencia.
El México independiente
Lograda ya la independencia de
México, venía el problema de organizar el país, la nueva nación. Esto se plasmó
en las constituciones que se fueron estableciendo para México, sobre todo en contra de la pretensión de Iturbide de ser
emperador. Las ideas de los enciclopedistas nutren las constituciones, como la de Apatzingán, de
1814. Hubo federalistas que querían una repú- blica con un gobierno
descentralizado, como el de Estados unidos, y centralistas que buscaban imitar a Francia. y hubo, también, una larga
pugna entre liberales y conservadores.
El liberalismo
Habiendo luchado por la
independencia, y con el escarmiento de la pretensión imperialista de
Agustín de Iturbide, así como
otros intentos de volver atrás, por los reaccionarios, en México
se empezó a apoyar cada vez
más la consigna de la libertad y el progreso; de hecho, es el
lema de la filosofía en todo
el siglo xix mexicano, defendido con muchas guerras fratricidas.
ya en España este movimiento
había recibido un nombre: el de liberalismo, y así se le llamó
también aquí. Liberales eran
quienes habían sacudido de sí mismos la servidumbre, y en sus
filas militaban tanto
reaccionarios como revolucionarios, tanto clérigos como militares y de
todos los estamentos sociales.
Un enclave entre el modernismo
—que llevó a la independencia— y el liberalismo fue
Manuel María Gorriño y
Arduengo, en quien se ve la transición hacia las ideas liberales.
Nació en San Luis Potosí, en
1767. Estudió filosofía en el Colegio de San Francisco de Sales,
de San Miguel el Grande (donde
fue alumno de Gamarra), graduándose de bachiller en 1785.
Es ordenado sacerdote en 1793.
En México estudió en el Colegio de San Ildefonso y en el de
Santa María de Todos los
Santos (de este último llegó a ser rector en dos ocasiones). Pasó a
Guadalajara y, en su
universidad, se graduó de licenciado y doctor en teología en 1808. Vivió
en San Luis, ejerciendo su
ministerio y labores sociales hasta su muerte en 1831. Fruto de
esas labores sociales fue la fundación
del Colegio Guadalupano Josefino, en 1826, primera
institución superior de
estudios en el estado.
Es autor de estas obras
filosóficas: Del hombre (1
1), El hombre tranquilo, o reflexiones
para conservar la paz del
espíritu (¿1800?), Filosofía de la fe católica (1811) y Reflexiones sobre la incredulidad (1814). De su maestro
Gamarra heredó el gusto por la filosofía moderna, por la racionalidad y la
libertad. Así, luchó por el liberalismo. También trabajó en empresas sociales.
En él se dio un proceso de cambio de ideas políticas, como se ve en su
praxis concreta y en su paso de la
monarquía a la democracia, esto es, de 1821 a 1824 pasa de ser conservador a ser liberal, pero con una
actitud ecléctica.
Pero el teórico principal del
liberalismo fue el doctor José María Luis Mora, nacido en San
Francisco de Chamacuero, en el
estado de Guanajuato, en 1794.
8
En México, en el Colegio de
San Ildefonso, obtuvo los
grados de bachiller, licenciado y doctor en teología. Fue ordenado sacerdote en 1820 y en 1825 se recibió de
abogado. Se opuso al imperialismo de Iturbide, fue consejero del presidente Gómez Farías entre
1833 y 1834. Por temor a Santa Anna huyó y
vivió en París y Londres. Escribió México y sus revoluciones. Murió en
París en 1850.
Se le atribuye un Catecismo
político de la federación mexicana (1831). y, en efecto, fue federalista, muy liberal, con gran aversión
al clero y al ejército. Tuvo el influjo de Montesquieu, Bentham, Benjamín Constante
y Jovellanos. Mora fue quien sustentó teóricamente al
partido liberal y las luchas
de reforma. También enseñó las doctrinas de los sensualistas, ideólogos y utilitaristas.
Mariano otero, nacido en
Guadalajara en 1817, estudió allí y en 1835 ya era abogado.
En 1842 fue diputado por
Jalisco, y por ello pasó a México. Fue secretario de Relaciones Exteriores. Murió en la capital mexicana, en
1850. Luchó por la causa de los liberales; quería una república popular, representativa y
federal; pedía también limitar el poder del clero y el
ejército; igualmente, creía en
una educación no religiosa, laica. Así se observa en sus obras
Ensayo sobre el verdadero
estado de la cuestión social y política que se agita en la República Mexicana
(184
) y Consideraciones sobre la situación política y social de la República
Mexicana (1847).
Así, pues, las ideas
filosóficas de los liberales apuntaban a un México que fuera república, discutiendo si debía ser centralista o
federalista; se negaba la monarquía, como la de España, y el imperio, como el de Iturbide y, sobre
todo, como el de Maximiliano de Habsburgo. Hubo
guerras contra la intervención de Estados unidos (184
) y contra la intervención francesa, ue apoyaba a Maximiliano (terminada en 1867). Benito Juárez había sido allí el héroe, igual que Porfirio Díaz. ya desde la Constitución de 1857, los liberales aplicaron sus ideas de igualdad, y lo mismo en las leyes de reforma, en las que se restaba poder al clero y a los militares.
Se entronizaban las ideas de
libertad y progreso como aquello que México necesitaba.
Los conservadores
Pero hubo, por supuesto, una
reacción frente al liberalismo. Los opuestos a los liberales fueron llamados conservadores. El principal
pensador de estos últimos fue Lucas Alamán
(guanajuato, 1
-México, 18
3), fundador del partido conservador (en 184
) y notable historiador, pues escribió sus Disertaciones sobre la historia de la República Mejicana y una Historia de México; en la primera de ellas expresó sus juicios sobre filosofía de la historia de nuestro país.
10
Al igual que el liberal otero,
Luis Gonzaga Cuevas, conservador, era más filósofo que polí- tico. Nació en
Lerma, Estado de México, en 1799. Estudió en el Colegio de San Ildefonso de
la capital mexicana. Fue secretario de
Relaciones Exteriores y senador. Era conservador moderado, y se negó a
pertenecer a la junta de notables que trajo al emperador Maximiliano y
también rechazó pertenecer a su consejo.
Murió en la capital mexicana, en 1867. Dejó el libro Porvenir de México, en el que no se ve como
conservador ni como enemigo del liberalismo, sino como alguien preocupado por el destino de su país,
pidiendo que se acaben las luchas partidistas y se dé la unión para hacer prosperar a la nación.
Asumió su catolicismo no con una actitud triunfalista o combativa, sino como
amor al prójimo, principalmente a los mexicanos.
11
los conservadores eran un
sector de la iglesia católica (pues entre los liberales hubo cató-licos y no
católicos, incluso sacerdotes y militares). Ellos creían que para salir de la
situación desastrosa y anárquica de
México había que volver a la monarquía o al imperio, como intentaron hacerlo
trayendo a Maximiliano a nuestro país. Pero fueron derrotados y perseguidos,
por lo que dicho pensamiento
tuvo más bien que ocultarse.
Romanticismo
Dado el monto de anarquía que
llegó a haber en México hacia 1830, tuvo cabida el romanticismo, que solía ir
de la mano con el liberalismo; compartía con este último un cierto
individualismo anárquico como ideal de libertad y de ruptura con el pasado, concretamente
la revolución. Pero fueron más bien
literatos los que entraron al romanticismo. En esa década se tiene conocimiento del romanticismo
alemán, por medio de los textos de Víctor Cousin, que es uno de los autores que estudian la
historia de la filosofía y también, a través de él, se conoce a Kant.
1
El romanticismo, que era
bastante historicista, impulsó mucho el estudio y cultivo de la historia. Por ejemplo, Lorenzo de Zavala,
yucateco, escribe Ensayo histórico de las revoluciones en México (1831). Fue
partidario de la independencia y de ideas liberales.
13
Sensualismo, ideología,
utilitarismo
Más filosóficamente hablando,
en la universidad y los colegios predominaba el sensualismo (Condillac, Cabanis), los llamados ideólogos
(Destutt de Tracy) y el utilitarismo (Bentham).
Mora fue uno de los difusores del utilitarismo. También dio cátedra de
ideología, siguiendo a Destutt de Tracy.
Incluso la lectura de Balmes, que critica a los sensualistas y a los
ideólogos, contribuyó a su difusión. “La
ideología trató de conciliar el sensualismo con el racionalismo y esta interpretación es la que se adoptó en
las escuelas de México, como lo comprueban los
escritos del profesor Antonio María Vizcaíno ya casi a la mitad del
siglo”.
14
Materialismo
Como oposición al idealismo y
al romanticismo, y como continuación del sensualismo y de la ideología, se llegó al materialismo.
1
éste aparece en México en 183
, en la Exposición sumaria del sistema frenológico del Dr. Gall, de José Ramón Pacheco. Las funciones intelectuales y morales siguen leyes físicas invariables; tienen su asiento en el cerebro, según sus diversas localizaciones, que en él se han descubierto. Pacheco argumenta que las funciones atribuidas al alma se alteran o interrumpen por una lesión cerebral; asimismo, que las funciones psíquicas en el hombre y en los animales son superiores en proporción a la masa cerebral y nerviosa.
La frenología fue combatida
por los conservadores. En 1841, el doctor Basilio Arrillaga daba
un informe al rector condenando
la frenología. Manuel Andrade traduce en 1845 el Examen
de la frenología, de Flourens.
En 1851 se daba un curso de frenología que levantó polémicas.
El más célebre materialista
fue Ignacio Ramírez, “el Nigromante”, nacido en San Miguel
el Grande. En 1845 se recibió
de abogado. Firmó la Constitución de 1857 y las leyes de reforma. Durante el
gobierno de Juárez fue secretario de Justicia e Instrucción Pública. Murió en
México en 1879. Se hizo famoso
por su declaración explícita de ateísmo: “No hay Dios; los
seres de la naturaleza se
sostienen por sí mismos”. Pero, como no era propiamente filósofo,
sino literato, sus Lecciones
de literatura “denotan un materialismo y un sensualismo de una
gran superficialidad”.
1
El positivismo
Tras la guerra de reforma, en
la segunda mitad del siglo, llega el positivismo, que se veía
un remedio a tantas luchas fratricidas.
1
Los positivistas se oponían, sobre todo, a la
violencia que había imperado en el país, y proponían el orden y el progreso a
través de la ciencia y la educación. ya
no se impondría nada por la fuerza sino por la persuasión educativa; y si
se enseñaba la ciencia positiva, se
tendría no solamente paz sino también adelanto, progreso, ya que México tenía que colocarse a la par de
las naciones avanzadas. Se ha hablado de tres etapas del positivismo mexicano:
génesis, desarrollo y crisis.
18
En la primera se coloca a gabino Barreda, Manuel Flores y Francisco Sosa; en
la segunda, a Porfirio Parra, Francisco Bulnes y Andrés Molina Enríquez; en la tercera, a
Manuel Gamio, Justo Sierra y Antonio Caso (de hecho, Justo Sierra comienza en el positivismo
y acaba oponiéndose a él, al igual que Caso, quien también comienza en él y muy pronto se
le opone).
El positivismo fue traído a
México por Gabino Barreda, nacido en Puebla en 1818 y arribado a México, donde
estudió en el Colegio de San Ildefonso y en el Colegio de Minería, en el cual estudió química.
1
En 1843 estudió medicina, pero antes de que
terminara se dio la guerra con Estados
Unidos, y sirvió en el cuerpo de sanidad. Acabada la guerra fue a Francia, donde estuvo en París de 1847 a 1851. Allí fue
discípulo directo de Augusto Comte, el fundador del positivismo. Comte era
también iniciador de la sociología y su idea principal era la reorganización de la sociedad, cosa que
Barreda veía que se necesitaba en México: había que salir del individualismo de los ilustrados y
románticos, y llegar a la cohesión social, incluso a la manera del catolicismo, pero sustituyendo
la teología por la filosofía positiva. Barreda veía que en México, después de tantas guerras,
hacía falta esa unificación social para salir del marasmo. y no se haría por medio de luchas,
sino por medio de la educación.
Dada su base antimetafísica y
antirreligiosa, el positivismo parecía la culminación del liberalismo. Los liberales habían ganado en
1857 con la constitución, que preparaba al positivismo. Luego, en 1867,
asestarían el golpe final al imperialismo europeo. Barreda veía la filosofía positiva como el credo que iba a
dar cohesión social al país; traería, sobre todo, paz y progreso. Para ello hacía falta educar
al pueblo, darle una educación científica, unificar las ideas sobre la naturaleza y la sociedad.
Por eso convenía no buscar las especializaciones, sino un tronco común de conocimientos que
unificara las mentes. Esto se buscó en la Escuela Preparatoria, decretada por el presidente
Juárez en 1867, y fundada por Barreda mismo.
El plan de estudios para esa
institución era el de las ciencias positivas, dándoles un orden lógico, desde las matemáticas hasta la
sociología. Barreda interpreta, en un discurso de 1867, la historia de México.
20
El saber no tiene como único fin conocer, sino
prever, para obrar. Se unen ciencia y
política; era la utopía comtiana de ordenar un país por algunos espíritus
educados en la ciencia y la filosofía positivas. Retocando el lema de Comte,
Barreda dice: “libertad, orden y
progreso”, y dado que Comte había cambiado al final de su vida el
intelectualismo por un cierto
sentimentalismo, Barreda subordinaba la ciencia al amor.
Pero el plan de Barreda duró
poco. En la preparatoria se quería dar una educación enciclopédica para todos.
Pero poco a poco se fueron cercenando asignaturas, sobre todo en vista de las especializaciones (medicina, leyes y
arquitectura), pues los que iban para una u otra llevaban + ciertas materias y descartaban
otras. La filosofía positivista llegó a suplirse por una ecléctica, y aun se intentó introducir el
krausismo. Con todo, el positivismo fue la ideología imperante entre la revolución de reforma y la
revolución de 1910, incluso en institutos de provincia se llevó más al pie de la letra. La
población culta era positivista, cientificista.
pero fue degenerando y, en su
afán por inculcar a la masa, llegó a ser una doctrina popular con principios muy simples y aceptables por
cualquiera. En gnoseología, llegó a ser un empirismo muy burdo; en ética, una
justificación de los instintos más primitivos. Aun cuando, rebasando a Comte, se adoptó el utilitarismo
de Stuart Mill y el evolucionismo de Spencer, su popularización resultó en trivialización.
Sobre todo, fue la ideología imperante durante el por-firiato, con la que, en
aras del orden y del progreso, se mataba la libertad, pues se justificaba la tiranía. Además, para ser muy científicos, los
positivistas sacaron de las escuelas oficiales las disciplinas filosóficas, que se refugiaron en
los seminarios y colegios privados.
El positivismo fue atacado por
el clero y los pensadores católicos o conservadores, pero más bien en el terreno político y religioso,
no propiamente en el filosófico, por eso permanecía. Había que esperar a que se
le atacara en el terreno filosófico, con armas filosóficas, esto es, con argumentos teóricos. y esto
sucedió después, ya desatada la revolución, con los nuevos pensadores que se apartaban del
positivismo por considerarlo sostenedor de la tiranía porfiriana (sobre todo en el grupo llamado de
“los científicos”, que no eran sino burócratas
del régimen), y daban paso a nuevas ideas.
La escolástica Hubo tomistas
notables, como Clemente de Jesús Munguía, nacido en Los Reyes, Michoacán, en 1810. En 1839 entró al Seminario de
Morelia. En 1838 se recibió de abogado; en 1840
se ordenó sacerdote; en 1843 fue rector del seminario, y obispo en 1852.
Es desterrado por
Juárez en 1861. Regresa en
1863, pero la situación lo hace salir a Roma en 1863; allí muere en
1868. De entre sus muchas
obras cabe señalar las siguientes: Los principios de la Iglesia Católica,
comparados con los de las escuelas racionalistas, en sus relaciones con la
enseñanza y con la educación pública; Memoria
instructiva sobre el origen, progresos y estado actual de la enseñanza y educación pública, en el
Seminario Tridentino de Morelia; Del pensamiento y su enunciación, considerado en sí mismo, en
sus relaciones y en sus leyes; Estudios fundamentales sobre el hombre,
considerado bajo el triple aspecto de la religión, de la moral y de las leyes; Examen filosófico sobre las
relaciones del orden natural y el sobrenatural, entre sí, y con la perfección intelectual, moral y
social de la especie humana; Del derecho natural, en sus principios comunes y en sus diversas
ramificaciones; Del culto, considerado en sí mismo, y en sus relaciones con el individuo, la
sociedad y el gobierno.
José de Jesús Díez de Sollano
y Dávalos nació en San Miguel de Allende, Guanajuato, en 1820. El año 1832 entró al Colegio de San
Francisco de Sales, del oratorio, en esa ciudad. En 1834 pasó al Seminario de Morelia, y en
1835 al Seminario Conciliar de México. En 1838
fue a la universidad de México, y, después de graduarse de bachiller,
obtuvo por oposición la cátedra de
filosofía. En 1844 fue ordenado sacerdote, y en 1846 logró la licenciatura y el
doctorado en teología. En 1854 se convierte en rector de la Universidad
Nacional, y en 1856, aún como rector,
presencia su clausura. En 1862 fue obispo de León, donde muere en 1881.
1
Puede decirse que algo en esta
línea hizo Emeterio Valverde Téllez, sacerdote que sería obispo de león, que tuvo educación
escolástica y que fue, además, uno de los primeros historiadores de la
filosofía, en sus Apuntaciones históricas sobre la filosofía en México (18
?) y en su Bibliografía filosófica mexicana (1913).
las Apuntaciones son un libro
más bien de apologética, en el que su
autor defiende la religión católica de los ataques del positivismo.
Incurriendo en un vicio común
de los escolásticos de aquel tiempo, condena casi toda filosofía que sea
diferente. De igual manera, le falta más sentido de la historia y de la
relación de la filosofía mexicana con la
europea. Mas, con estas deficiencias, su labor de pionero como historiador de la filosofía mexicana es muy
meritoria.
El positivismo quería promover
el legado del liberalismo, esto es, una democracia republicana, pero fue usado
por los ideólogos de Porfirio Díaz para legitimar la tiranía de éste. Se
le opusieron los pensadores
escolásticos, herederos de los conservadores, que lo atacaban para defender la religión o la política, pero
hacía falta que se le criticara en la misma arena de la filosofía, y fue lo que hicieron los
pensadores de la revolución y algunos otros posteriores.
Conclusión
La filosofía del siglo xix
mexicano estuvo envuelta en los acontecimientos del país, que fueron numerosas
luchas en la primera mitad de dicha centuria. La guerra de independencia,
la guerra contra iturbide, la guerra
contra texas y luego contra la invasión norteamericana, la guerra de reforma y contra la intervención
francesa a favor de Maximiliano. ya bien entrada la segunda mitad del siglo,
con el triunfo de los liberales sobre los conservadores, se afianza el positivismo, que acaba defendiendo
el régimen despótico de Porfirio Díaz. De ello
se aprovechará la revolución de 1910, en su contra, para destronar el
positivismo y buscar nuevas ideas.
JOSÉ MARÍA LUIS MORA
San Francisco Chamacuero, Guanajuato
12 de octubre 1794 - 14 de julio de 1850.
Estudió en el Colegio Real de Querétaro y en el Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México. En 1808 logró ser Bachiller en Filosofía. En 1818 logró ser bachiller en Teología y se doctoró en 1820.
Entre sus inquietudes intelectuales estaban: la economía política, la historia positiva de la Iglesia y las modernas disciplinas del derecho público.
El hecho de que las huestes de Hidalgo entraran a Chamacuero y a Celaya derivará en que el padre de Mora pierda toda su riqueza, (hecho similar paso con la familia de Lucas Alamán) pese a esto, José María, asimiló con madurez la desgracia acaecida reconociendo la importancia que tuvo el movimiento de independencia: “tan necesaria para la consecución de la independencia como perniciosa y destructora del país”
Se declaro en contra del Imperio de Agustín de Iturbide (a diferencia de Lorenzo de Zavala).
Fue diputado constituyente del Estado de México donde elaboró leyes de hacienda, leyes de municipios y ayudó en la creación del Instituto Científico y Literario.
Se afilió al partido (o logia) escocés aunque después de llegada la lucha de partidos fue enemigo de las asociaciones secretas.
Su afiliación política fue la del partido del progreso empeñado en la abolición de los fueros y de los cuerpos sociales que anteponían sus intereses personales a los de la nación.
Colaboró activamente en las reformas educativas y del clero.
Desterrado en 1834 en Estados Unidos. Pasó, un año después, a Francia. Aquí vive en penuria económica, lo cual no fue impedimento para que publique tres tomos de su obra México y sus revoluciones y dos tomos de sus Obras sueltas mismas que consideró fundamentales para el conocimiento del país antes de la revolución de independencia y los primeros años posteriores a ella.
En 1847 durante la guerra contra los Estados Unidos fue ministro plenipotenciario de México ante la monarquía Británica.
En 1850 muere en parís, Francia, a consecuencia de haber padecido, desde su juventud, una tuberculosis pulmonar.
Fin u objetivo de su obra: México y sus revoluciones.
Aunque muy ambicioso, el objetivo, era dar cuenta de todos los elementos materiales y sociales del país, además de, poner al día la historia política. Esto ante el más desventajoso concepto que se tenía en Europa de las nuevas repúblicas americanas.
Mora nos muestra un cuadro muy bien trazado sobre la visión de la sociedad mexicana señalando los elementos étnicos que la componen y la caracterizan conforme al ideal de la cultura europea.
Se ve en la obra de nuestro autor una proyección de la cultura europea que él quiere para México. Donde los indígenas aun cuando forman parte como un elemento constitutivo de la población No son parte activa en la vida política del país. A fin de cuentas los indígenas, nos dice Mora, van a desaparecer al mezclarse con la raza blanca.
Crítico la sumisión y segregación de la sociedad nacional en que se hallan los indígenas pero sin hacer una crítica reivindicatoria (como sí la encontramos en Lorenzo de Zavala).
Para Mora -continuando su análisis- el clero es la clase o cuerpo social que inició una obra que debió ser positiva pero que, sin embargo, se ha hizo negativa debido al absurdo mantenimiento de los fueros y a la pésima distribución de las cuantiosas rentas eclesiásticas: provocando que sólo estén destinadas a mantener el boato y la ociosidad del alto clero.
Al ejército que, consume gran parte de las rentas del país y procrea revoluciones, le toca otra gran parte de la crítica del guanajuatense. El ejército es otro gran componente del partido de los fueros, enemigo del partido del progreso al que pertenecía Mora.
También hace un análisis de las costumbres donde exhibe el límite de sus intereses ante aquella sociedad predominantemente rural, como hombre de letras, Mora admira a las sociedades urbanas que están más del lado de la civilización. En esta idea de “civilización” es en lo que coincidirá junto con Lorenzo de Zavala y Lucas Alamán.
Apreciaba los gustos y cambios en las costumbres introducidas en el país por el contacto con Francia. Empero va a haber límites a esta admiración e imitación por lo francés, pues, que las mujeres se instruyan, lean, toquen el piano y canten para agradar con otros encantos que no sean los de la sensualidad le parecerá bien; pero que por estar a la moda francesa anden solas, reciban amigos en su casa y que en las fiestas disfruten de otra compañía y no de la de sus maridos, eso si ya no le parecerá.
Por último, es necesario señalar, su carácter es más de observador que de hombre de acción (como lo fue Zavala), memorioso y auto justificativo. De los tres autores a tratar en el presente semestre por los compañeros del Seminario de Filosofía en México, Mora es ante todo el intelectual, mientras que Lorenzo de Zavala y Don Lucas Alamán, fueron más hombres de acción.
San Francisco Chamacuero, Guanajuato
12 de octubre 1794 - 14 de julio de 1850.
Estudió en el Colegio Real de Querétaro y en el Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México. En 1808 logró ser Bachiller en Filosofía. En 1818 logró ser bachiller en Teología y se doctoró en 1820.
Entre sus inquietudes intelectuales estaban: la economía política, la historia positiva de la Iglesia y las modernas disciplinas del derecho público.
El hecho de que las huestes de Hidalgo entraran a Chamacuero y a Celaya derivará en que el padre de Mora pierda toda su riqueza, (hecho similar paso con la familia de Lucas Alamán) pese a esto, José María, asimiló con madurez la desgracia acaecida reconociendo la importancia que tuvo el movimiento de independencia: “tan necesaria para la consecución de la independencia como perniciosa y destructora del país”
Se declaro en contra del Imperio de Agustín de Iturbide (a diferencia de Lorenzo de Zavala).
Fue diputado constituyente del Estado de México donde elaboró leyes de hacienda, leyes de municipios y ayudó en la creación del Instituto Científico y Literario.
Se afilió al partido (o logia) escocés aunque después de llegada la lucha de partidos fue enemigo de las asociaciones secretas.
Su afiliación política fue la del partido del progreso empeñado en la abolición de los fueros y de los cuerpos sociales que anteponían sus intereses personales a los de la nación.
Colaboró activamente en las reformas educativas y del clero.
Desterrado en 1834 en Estados Unidos. Pasó, un año después, a Francia. Aquí vive en penuria económica, lo cual no fue impedimento para que publique tres tomos de su obra México y sus revoluciones y dos tomos de sus Obras sueltas mismas que consideró fundamentales para el conocimiento del país antes de la revolución de independencia y los primeros años posteriores a ella.
En 1847 durante la guerra contra los Estados Unidos fue ministro plenipotenciario de México ante la monarquía Británica.
En 1850 muere en parís, Francia, a consecuencia de haber padecido, desde su juventud, una tuberculosis pulmonar.
Fin u objetivo de su obra: México y sus revoluciones.
Aunque muy ambicioso, el objetivo, era dar cuenta de todos los elementos materiales y sociales del país, además de, poner al día la historia política. Esto ante el más desventajoso concepto que se tenía en Europa de las nuevas repúblicas americanas.
Mora nos muestra un cuadro muy bien trazado sobre la visión de la sociedad mexicana señalando los elementos étnicos que la componen y la caracterizan conforme al ideal de la cultura europea.
Se ve en la obra de nuestro autor una proyección de la cultura europea que él quiere para México. Donde los indígenas aun cuando forman parte como un elemento constitutivo de la población No son parte activa en la vida política del país. A fin de cuentas los indígenas, nos dice Mora, van a desaparecer al mezclarse con la raza blanca.
Crítico la sumisión y segregación de la sociedad nacional en que se hallan los indígenas pero sin hacer una crítica reivindicatoria (como sí la encontramos en Lorenzo de Zavala).
Para Mora -continuando su análisis- el clero es la clase o cuerpo social que inició una obra que debió ser positiva pero que, sin embargo, se ha hizo negativa debido al absurdo mantenimiento de los fueros y a la pésima distribución de las cuantiosas rentas eclesiásticas: provocando que sólo estén destinadas a mantener el boato y la ociosidad del alto clero.
Al ejército que, consume gran parte de las rentas del país y procrea revoluciones, le toca otra gran parte de la crítica del guanajuatense. El ejército es otro gran componente del partido de los fueros, enemigo del partido del progreso al que pertenecía Mora.
También hace un análisis de las costumbres donde exhibe el límite de sus intereses ante aquella sociedad predominantemente rural, como hombre de letras, Mora admira a las sociedades urbanas que están más del lado de la civilización. En esta idea de “civilización” es en lo que coincidirá junto con Lorenzo de Zavala y Lucas Alamán.
Apreciaba los gustos y cambios en las costumbres introducidas en el país por el contacto con Francia. Empero va a haber límites a esta admiración e imitación por lo francés, pues, que las mujeres se instruyan, lean, toquen el piano y canten para agradar con otros encantos que no sean los de la sensualidad le parecerá bien; pero que por estar a la moda francesa anden solas, reciban amigos en su casa y que en las fiestas disfruten de otra compañía y no de la de sus maridos, eso si ya no le parecerá.
Por último, es necesario señalar, su carácter es más de observador que de hombre de acción (como lo fue Zavala), memorioso y auto justificativo. De los tres autores a tratar en el presente semestre por los compañeros del Seminario de Filosofía en México, Mora es ante todo el intelectual, mientras que Lorenzo de Zavala y Don Lucas Alamán, fueron más hombres de acción.
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