La
educación rural que impulsó la Revolución Mexicana
La educación tuvo sus fluctuaciones,
sus realizaciones y sus insatisfacciones en lo que fue el proceso de
construcción de la Revolución Mexicana, reflejo fiel de lo que aconteció en el
marco más general de la situación del país. Con la Constitución de 1917 se
dieron los primeros pasos para hacer posible la reconstrucción de la nación. El
Artículo tercero aprobado por los constituyentes, relativo a la educación, fue
el adecuado a las circunstancias y necesidades del momento, no el texto que
Carranza había propuesto, en el cual no había avances importantes como
resultado del movimiento social que pretendía cambiar el estado de cosas.
En el Gobierno del General Álvaro
Obregón, en 1921, se restablece el ministerio de educación que había suprimido
años antes Venustiano Carranza, y se crea con el nombre de Secretaría de
Educación Pública (SEP), que es como se denomina hasta la fecha. José Vasconcelos,
primer Secretario, realiza una labor gigantesca en los aspectos de la cultura y
la educación, que se considera nadie ha superado todavía. Promueve en
particular la educación rural, ya que en aquellos años la población campesina
era la mayoritaria, y la que había contribuido más a la revolución. Este breve
texto se propone dar algunos elementos relativos especialmente a la educación
rural generada por el ímpetu de la Revolución Mexicana, es decir, entre 1921 y
1940.
Para tener una idea más exacta de quien
fue el hombre que impulsó la cultura y la educación en forma tan notable, hay
que citar las palabras de Cosío Villegas, quien dice: <<Vasconcelos
personifica las aspiraciones de la revolución como ningún otro hombre llegó a
encarnar, digamos la reforma agraria o el movimiento obrero. En primer término,
Vasconcelos era lo que se llama un intelectual, en segundo, era lo bastante
joven no sólo para haberse rebelado contra él, sino para tener fe en el poder
transformador de la educación; en tercero, Vasconcelos fue el único intelectual
de primera fila en quien un régimen revolucionario tuvo confianza y a quien dio
autoridad y medios de trabajar. Esa conjunción de circunstancias, tan insólita
en nuestro país, produjo también resultados insólitos>> (1)
La Escuela Rural
Mexicana
Vasconcelos se propone redimir a las
masas campesinas a través de la educación. Antes de que se creara la SEP, fue
Rector de la Universidad Nacional, y ahí emprendió la primera campaña de
alfabetización, con voluntarios que la apoyaron. Ya como titular de la
Secretaría se propuso hacer un vasto programa de educación rural. No
era fácil, porque no había maestros preparados para ir a las comunidades
rurales. Entonces, se improvisaron profesores, para lo cual se nombraron
maestros misioneros que tenían como tarea recorrer las zonas rurales para
localizar, en cada lugar, al joven o a la joven que tuviera más estudios, que
sólo excepcionalmente llegaba al sexto grado de primaria, y que estuviera
dispuesto (a) a enseñar a los demás. El misionero lo capacitaba en su papel de
maestro, después buscaba en dónde podía funcionar la escuela rural, y si no
había un local se organizaba con los pobladores para construirlo. Dejaba al
joven o a la joven instalado (a) como maestro (a), con su nueva escuela y un
pequeño sueldo que recibiría de manera constante. Así fue como comenzó todo.
No se trataba de una improvisación
absoluta. Había la idea de ir dando una mejor preparación a estos maestros
rurales poco a poco. Sin embargo, se pensaba que era mucho mejor la utilización
de los recursos humanos de las propias comunidades, para garantizar su
permanencia en ellas. De esta manera se fue creando un sistema que se conocería
con el tiempo como Escuela Rural Mexicana, que es la primera de las
aportaciones educativas de la Revolución. La característica de esta Escuela
radica en que la comunidad en su conjunto era motivo de su acción, es decir,
los niños, los jóvenes y los adultos constituían su universo de trabajo; y en
que daba énfasis a las necesidades básicas de la misma, las que procuraba
resolver con la participación de todos sus habitantes. Es esto lo que la hizo
diferente de cualquier otro tipo de escuela rural y lo que le dio su
originalidad.
La escuela rural surgió sin planes y
sin programas específicos. Cada maestro puso a funcionar su imaginación y a
pensar en lo que las personas y la comunidad requerían, y de esa manera fue
implementando su acción. Esta escuela, que se consideraba era la Casa de la
Comunidad, dio resultados, y por eso se le reconoció en muchas partes del
mundo, porque era una creación de los mexicanos. Era una escuela para la vida.
El centro de todo era la comunidad.
La Escuela Normal
Rural
Crear una escuela rural con las
características descritas, daba muy buenas ventajas en las condiciones en que
se encontraba el país. Y no había otra forma de empezar para atender a los
campesinos. Pero también presentaba necesidades que se tenían que resolver de
manera práctica y rápida. El problema principal era disponer de un sistema para
la preparación y capacitación de los maestros. Se crearon dos tipos de
instituciones para cubrir esta necesidad, que son otras dos invenciones
fundamentales de la Revolución Mexicana en materia educativa en esta primera
etapa de construcción: las Escuelas Normales Rurales (que en un principio se
llamaron Escuelas Normales Regionales) y las Misiones Culturales. La primera
Escuela Normal Rural se creó en Tacámbaro, Michoacán, en 1922. La
multiplicación de este tipo de escuelas no fue inmediata, primero se
experimentó y después se elaboraron las bases que establecieron sus fines y su
organización. En esas bases se declaraba que estas escuelas normales tenían
como objetivo preparar maestros para las escuelas de las comunidades rurales y
de los centros indígenas de población, mejorar la preparación de los maestros
en servicio e incorporar al progreso general del país a los núcleos de
población rural, de las áreas donde se establecieran estas escuelas.
La primera condición para que estas
escuelas cumplieran con sus propósitos, era que se establecieran en el campo
cerca de una escuela rural, la que aprovecharían para las prácticas
pedagógicas. El plan de estudios abarcaba dos años distribuidos en cuatro
cursos semestrales, con materias de carácter general, profesional y práctico. Entre
las primeras estaban lengua nacional, aritmética y geometría, ciencias
sociales, estudio de la naturaleza, dibujo, música y canto. Entre las segundas
estaba conocimiento científico del niño, principios de la educación, estudio de
la vida rural, organización social de las comunidades, organización y
administración de escuelas, métodos y prácticas de enseñanza. Entre las
prácticas se consideraba la agricultura, los oficios e industrias y la economía
doméstica. Esta última estaba destinada a las mujeres solamente.
El reglamento para el ingreso de
alumnos estipulaba que éstos deberían ser de la misma región en donde estaba
establecida la escuela normal. En 1926 había apenas 3 escuelas de este tipo y
para 1931 llegaba a 16 su número. Estas escuelas dieron un gran servicio a la
nación durante mucho tiempo, pero resultaron un foco de peligro para el sistema
económico y para el sistema político. Por esa razón se fueron
cerrando varias de ellas, quedando a la fecha muy pocas. De las normales
rurales salieron profesores críticos y con una conciencia clara de mover a los
campesinos para cambiar su situación de pobreza y la de sus comunidades. Uno de
los problemas a que se enfrentó el sistema de escuelas normales rurales años
después, consistió en que se aceptaba a alumnos que no eran originarios de las
zonas rurales.
Las Misiones
Culturales
Mucho se ha discutido sobre quien fue
el creador de las Misiones Culturales. Se olvida que Vasconcelos era el
ministro, que era el principal promotor de todo lo que se hacía y que tenía
muchas ideas para poner en práctica. Precisamente la idea de que el maestro
fuera un misionero era de él. Pensaba en la labor de los misioneros españoles
principalmente, pero también en los educadores místicos y religiosos como los
hindúes y los pitagóricos. En ese sentido, Vasconcelos sostenía que los
maestros deberían ser verdaderos apóstoles. Por eso a los primeros maestros que
se envió para que fundaran escuelas rurales por los distintos rumbos de México
se les llamó misioneros.
Pero se trataba de ir más allá. La
idea era integrar unas escuelas ambulantes que se desplazaran a las zonas
rurales a capacitar a los maestros en su propia región. En esto trabajaron el
diputado federal José Gálvez, el Oficial Mayor de la Secretaría de Educación
Pública Roberto Medellín y el Profesor veracruzano Rafael Ramírez Castañeda.
Este último, antes de participar en esta nueva experiencia, era inspector
escolar en el Distrito Federal. Se forma entonces la primera Misión Cultural
con seis de los mejores maestros de la Ciudad de México, y se instala en el
poblado de Zacualtipán, en el estado de Hidalgo, en el mes de octubre de 1923.
El trabajo que realizaron los maestros de esta escuela itinerante fue
satisfactorio, por lo que se tomó la decisión de crear más grupos de Misión.
Así, en 1926 había seis Misiones Culturales y en 1930 eran un total de catorce.
La Misión Cultural tenía maestros
especialistas en diversas ramas. El Jefe, equivalente a un director, tenía que
ser muy preparado pedagógicamente, ya que estaba encargado de capacitar a los
maestros rurales en métodos de enseñanza y en organización escolar, de acuerdo
a las corrientes modernas y a las necesidades de las comunidades. Los demás
especialistas del grupo se encargaban de las actividades de higiene y educación
física, agricultura, artesanías rurales, carpintería y música. Posteriormente
se agregaron otras especialidades. La manera en cómo trabajaban era la
siguiente: Se establecían durante cuatro semanas en un poblado que fuera el
centro de una región, donde hubiera una escuela rural, y a ese lugar llegaban
los maestros de los lugares circunvecinos. Ahí se realizaba un curso intensivo
al que le llamaban Instituto. La localidad, a su vez, era objeto de un proyecto
piloto de desarrollo comunitario. La idea, a largo plazo, era incorporar en
forma plena a todos los poblados rurales a la vida nacional, mejorando sus
condiciones económicas, culturales y de salud.
Desarrollo de la
educación rural de 1925 A 1930.
Durante el gobierno del General
Plutarco Elías Calles, quien había sido maestro, el sistema de educación rural
creció. En este periodo se establecieron cinco mil escuelas rurales y se amplió
en forma considerable el campo de acción de las Misiones Culturales. Durante
los años de 1925 a 1930 van a influir de manera determinante en estas
actividades Moisés Sáenz y Rafael Ramírez. En una de sus obras, el maestro
Isidro Castillo sostiene que en esta etapa <<la Escuela Mexicana,
particularmente en su modalidad rural, alcanzó los momentos más culminantes de
su desarrollo en cuanto a doctrina y realizaciones>> (2). Raúl Mejía
Zúñiga sostiene que <<Si Vasconcelos inicia la obra, Sáenz la
consuma>> (3). Sin embargo, otras afirmaciones sobre la valoración de lo
que ocurrió en ese tiempo con la educación rural, expresan que en esos años se
cuidó más la técnica y la organización, pero el entusiasmo de la época de
Vasconcelos comenzó a desaparecer (4). Aparte de la aportación de Sáenz a la
educación rural, hay que decir que a él se debe la creación del sistema de
secundarias, el cual se inicia con cuatro escuelas en el Distrito Federal, en
el año de 1926.
La
Escuela Regional Campesina
En octubre de 1931 se hace cargo de
la Secretaría de Educación Pública el Lic. Narciso Bassols, y permanece al
frente de ella hasta mayo de 1934 solamente. Un periodo breve pero fecundo para
la educación del país. Algo tenía en común con Vasconcelos: ambos eran
intelectuales, pero también hombres enérgicos y de mucha acción. Una diferencia
está en que Bassols era marxista. La primera tarea que realizó fue de
investigación. Durante los meses que le quedaban del año de 1931, recorrió el
país conociendo las escuelas, verificando personalmente lo que se estaba
haciendo, preguntando a los maestros y a los pobladores su opinión respecto a
las actividades que venían realizando en el aspecto educativo, así como tomando
apuntes de todo. Deseaba saber cuáles eran los logros, las deficiencias, los
recursos con los que se trabajaba y las posibilidades de avanzar.
Quienes estuvieron cerca de él cuando
recorrió las escuelas para conocer cómo estaban funcionando, escucharon
palabras como éstas: <<La escuela rural se está volviendo un mito, algo
tan exclusivamente emocional y carente de contenido, que puede convertirse sin
esfuerzo alguno en el mito demagógico más perjudicial para su propio desarrollo
y superación>> (5). Con los resultados del balance del sistema de
educación rural, entre 1932 y 1933 se llevaron a cabo reformas. Si bien entre
1921 y 1930 el acento estaba en lo social y en la comunidad, ahora la educación
rural tendría un sentido marcadamente económico y regional. La idea
era que la escuela se enfocara a resolver las necesidades económicas de los
pobladores de las zonas rurales, y que se tomara a la región natural como
unidad geográfica y social del campo de trabajo, considerando todos los
aspectos de la vida, proporcionando capacitación técnica,
promoviendo el desarrollo económico y generando la organización adecuada para
la producción. En congruencia con el pensamiento de Bassols, se buscaba que
hubiera un proceso de tendencia colectivista.
Es así como a fines del mes de
octubre de 1932 se crearon las Escuelas Regionales Campesinas, cuarta invención
propia de la Revolución, con el propósito de que la enseñanza agrícola,
ganadera e industrial, así como la formación normal rural, tuvieran en cuenta
las condiciones regionales donde funcionaran estas escuelas, considerando que
serían muy diferentes en distintas zonas del país.
Cada escuela regional campesina se
formó aprovechando instituciones ya existentes que se fusionaron: una escuela
central agrícola (las cuales estuvieron adscritas anteriormente a la Secretaría
de Agricultura), una escuela normal rural y una misión cultural. En ésta última
se sustituyó su carácter itinerante y se convirtió en institución permanente en
cada región seleccionada. Los propósitos de las Escuelas Regionales Campesinas
eran: 1. Preparar maestros rurales; 2. Dar cursos básicos de agricultura, así
como de artes y oficios; 3. Realizar estudios e investigaciones regionales de
tipo social y económico y; 4. Servir como centros rurales de servicio social.
Los estudios en estas escuelas
tenían una duración de cuatro años: En el primer año se completaban los
estudios de primaria, porque la mayoría de los alumnos había llegado solamente
al cuarto grado de la misma; en el segundo año y en el tercero se realizaban
estudios de enseñanza agrícola e industrial; y en el cuarto los relacionados
con la enseñanza normal. Con estos estudios se realizaban dos carreras, la de
práctico agrícola con tres años, y la de maestro rural con los cuatro que
incluía el plan de estudios. La idea era incorporar otras carreras que ya se
preveía eran necesarias. Incluso, se pensaba que más adelante surgiría un nivel
más alto que podría ser algo así como la universidad campesina o la universidad
tecnológica del campo. En el breve tiempo en que el Lic. Bassols fue titular de
la dependencia se crearon un total de seis escuelas de este tipo. Hay en
particular dos colaboradores de Bassols que van a ser los puntales en las
reformas que emprende: Manuel Mesa Andraca en el diseño y organización de la
educación rural, y Luis Enrique Erro en el establecimiento de las bases para el
desarrollo de la educación técnica, la cual culminará con la creación del
Instituto Politécnico Nacional en 1937.
En el primer gobierno sexenal, en el
que es presidente el Gral. Lázaro Cárdenas, se desarrolla este sistema de
escuelas y llegan a un total de treinta y tres. John A. Britton, estudioso de
la realidad educativa mexicana de esos años, dice: <<La Escuela Regional
Campesina, sin duda más eficiente que sus predecesores inmediatos, en sus 7
años de vida no logró sacudirse la enfermedad hereditaria de las escuelas
rurales: la pérdida de graduados a favor de la ciudad. En un sentido más
amplio, parece que Bassols se enfrascó en una lucha titánica contra las
primeras oleadas de la marea de urbanización que sumergió a México después de
1940>> (6).
El Gral. Cárdenas puso todo su empeño
para apoyar la educación popular, en especial la rural y la indígena. Por esto
último se le llegó a considerar el presidente indigenista, y seguramente por
eso mismo es que los indígenas le llamaban Tata Lázaro. Durante su gobierno se
realizaron ocho congresos indígenas en los que se analizaron las condiciones en
que vivían estos grupos, sus necesidades y las medidas que se requerían para
resolverlas.
Aunque hubo otras instituciones
educativas que se crearon durante los años aquí tratados, no se han descrito
porque no representaron una innovación de la que se recogieran resultados
palpables de su buen funcionamiento; tal es el caso de la Casa del Estudiante
Indígena y de las escuelas de circuito, por citar dos ejemplos.
Para cerrar este breve recuento y
análisis de la educación rural de la revolución, es importante citar a David L.
Raby, otro estudioso de ella, quien dice: <<El experimento que más éxito
tuvo en el campo de la educación rural en la década de 1930 a 1940, fue sin
duda la creación de las escuelas regionales campesinas, iniciada por Bassols y
continuada bajo Cárdenas. . . pero. . .Por fin se reconoció que la escuela
podía producir un cambio permanente en la vida campesina sólo si era parte de
un programa más amplio de desarrollo al que contribuyeran todas las dependencias
del gobierno. . . El abandono completo de este sistema en 1941 no puede ser
considerado más que como una medida retrograda>> (7).
Después de 1940 se establece un plan
de estudios único para toda la república, con lo cual desaparece la educación
rural con sus características propias. Las escuelas regionales campesinas son
clausuradas, por lo que las escuelas normales rurales vuelven a su actividad de
origen, pero con presupuestos precarios, y se van clausurando varias de ellas,
como es el caso de la “Enrique Rodríguez Cano” de Perote, Ver., que se cierra a
fines de los años sesenta del siglo anterior. Las Misiones Culturales, con los
propósitos que se han descrito, son suspendidas en 1938 por los conflictos de
intereses que se venían dando en el campo mexicano. El gobierno del Gral.
Manuel Ávila Camacho las restablece en 1942, pero es Don Jaime
Torres Bodet en su primera oportunidad como Secretario de Educación Pública,
quien les da un fuerte impulso y la responsabilidad de promover el desarrollo de
la comunidad rural, atendiendo poblados campesinos marginados, a los que se
ofrece, además, capacitación para el trabajo y educación básica para los
adultos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario