La
oposición a la educación socialista durante el cardenismo (1934–1940): el caso
de Toluca
Opposition
to Socialistic Education during Cardenism (1934–1940): The Case of Toluca
Mario
Palacios Valdés
Profesor de la Preparatoria Oficial del Estado de México número
90. Calle Pera núm. 1, colonia Izcalli Cuauhtémoc VI, 52176, municipio de
Metepec, Estado de México, México. CE: descontamario@yahoo.com.mx.
Artículo recibido: 9 de abril de 2010
Dictaminado: 9 de agosto de 2010
Segunda versión: 13 de septiembre de 2010
Aceptado: 13 de septiembre de 2010
Resumen
El presente artículo pretende acercarse a tres acciones opositoras
a la educación socialista del clero y padres de familia durante la presidencia de
Lázaro Cárdenas: inasistencia escolar, establecimiento de escuelas particulares
y violencia contra profesores. Muestra roles de autoridades civiles y
educativas en el municipio de Toluca yen el resto del Estado de México en torno
a esta enseñanza. El trabajo es de índole municipal, además presenta balances
historiográficos nacional y estatal; esto orientará al lector y dará una idea
de la situación en dicha materia, asimismo evitará abordar el ejemplo toluqueño
como abstracción, al margen de lo acontecido en el resto de la entidad y de la
nación. Igualmente se integraron comparaciones con otras regiones mexiquenses y
con otras entidades federativas.
Palabras clave: educación
socialista, educación y Estado, historia de la educación, reforma educativa, política
educativa, México.
Abstract
This
article addresses three actions taken by the clergy and parents in opposition
to socialistic education during the term of President Lázaro Cárdenas:
absenteeism, establishment of private schools, and violence against teachers.
Evidence is given of the roles of the civil and educational authorities in the
municipality of Toluca and other parts of the state of Estado de México with
regard to socialistic teaching. The project is of a municipal nature yet also
presents historiographical information from the national and state levels. This
perspective will orient the reader and provide an idea of the situation under
study, while preventing the reader from viewing the case of Toluca as an
abstraction removed from the rest of the state and nation. The article includes
comparisons with other regions in the state and with other states in Mexico.
Keywords: socialistic education, education and state, history of
education, educational reform, educational policy, Mexico.
Introducción
En 1940 la educación socialista era creada como reforma educativa
estructural y, transcurridos seis años desde su aplicación, los clérigos
produjeron presiones; las autoridades federales, campañas antirreligiosas y de
defensa de los derechos de los trabajadores; y el resto de la sociedad,
oposición o apoyo. La riqueza de la enseñanza socialista era visible. La
población la convirtió en objeto de enconos o aspiraciones; las instituciones,
en el centro de su existir y ser.
Leeremos la recreación en el municipio de Toluca de los choques
provocados por esa educación entre Estado e Iglesia, entre laicos y religiosos,
entre profesores y ciudadanía, entre autoridades y sociedad en un momento donde
convergieron tradición y vanguardismo. Una parte de la sociedad se declaró
abiertamente en contra porque era considerada como un ataque a la libertad de
pensamiento, a la autonomía para educar a sus hijos, a la religión y como una
uniformidad obligatoria de la población a través de los valores que se
inculcarían en ese tipo de instrucción, la cual tomaría un patrón donde las
clases trabajadoras serían usadas como referencia.
Lo sucedido en la capital del Estado de México en ese periodo, es
cuasirreflejo de lo vivido en el país con la enseñanza socialista. Las líneas
de este trabajo son el seguimiento para la aprobación de la reforma al artículo
Tercero Constitucional, con sus debates en las cámaras de Diputados y de
Senadores, las repercusiones de la enseñanza socialista en las escuelas
primarias rurales, el antagonismo de la Iglesia, los lazos entre fuerzas
locales, estatales y federales y los mecanismos para que estas últimas
extendieran su poder, la combinación entre poderes locales y municipales, las
formas de resistencia de padres de familia hacia la enseñanza socialista, la
creación de planteles educativos particulares y el ejercicio de la violencia
contra la instrucción socialista, todos estos temas ocurridos en el municipio
de Toluca.
Primer plan sexenal y la educación socialista
El Partido Nacional Revolucionario (PNR) efectuó su segunda
convención ordinaria en Querétaro en diciembre de 1933 para redactar, entre
otros trabajos, el llamado Plan Sexenal 1934–1940 (PS), primer esquema de
trabajo nacional; con dicho documento se pretendía, entre otras cuestiones,
eliminar la improvisación de la administración federal.
Hay dos interpretaciones sobre la finalidad de ese instrumento:
una lo ubica como mecanismo a seguir para satisfacer las necesidades materiales
de la población nacional (Britton, 1976:127) la otra considera al PS como
instrumento político de presión y control por parte del general Plutarco Elías
Calles, el jefe máximo, sobre el recién elegido candidato presidencial, Lázaro
Cárdenas, a cuyos puntos debía sujetarse (Comisión de Estudios Históricos, 2009:
853).
El Comité Ejecutivo Nacional del PNR, órgano rector de ese partido
político, realizó un esbozo del PS; en él se ratificaba al laicismo como
principio básico e indiscutible en educación (Medin, 1997:48). Dicho borrador
fue debatido, pero los miembros coincidieron en asignar a la instrucción un rol
diferente a las interpretaciones de la época (Bautista, 2005:248; Ianni,
1991:95), las cuales consideraban al aula o un espacio donde sólo se impartían
nociones generales de ciencias (Durán, 2000:205), o un lugar de transmisión
para preservar la cultura (Vázquez (coord.), 1992:XII) o una esfera donde se
aprendía el control y la disciplina social (Bautista, 2005:249).
Todos los reunidos en Querétaro, en 1933, poseían la creencia
ferviente en el gran papel de la educación en la vida de los mexicanos y en el
desarrollo de la sociedad; compartían las ideas latentes desde los primeros
años posteriores a la Independencia:
[...] El analfabetismo y la ignorancia eran los enemigos más
inmediatos que debían combatirse. De ahí que el afán de modernizar radicalmente
el sistema educativo fuese una de las tareas a la cual se abocaron con mayor
entusiasmo los políticos e intelectuales del México nuevo.
La idea de que la educación era el remedio seguro para los males
sociales no se origina en ese momento: había sido un componente importante de
la Ilustración con su profunda fe en la razón como instrumento de conocimiento
yen el raciocinio como el medio de ordenar la vida política.
[...] por encima de las variantes específicas [...] y de las
diversas posiciones políticas que representa, tienen algo en común: la creencia
en la educación como instrumento para formar ciudadanos capaces de colaborar en
la tarea prioritaria de construir un nuevo país.
[...] La educación era una especie de remedio para todos los males
públicos y, con la instrumentación de un buen sistema educativo, se esperaba un
mejoramiento general en lo social y aun en lo económico (Ramos, 1994:11–12).
En esas discusiones se impusieron las visiones de Manlio Fabio
Altamirano Flores,1 Alberto Bremauntz2 y Arnulfo Pérez Hernández3 que pugnaban por el establecimiento de la
educación socialista; tras las disputas el programa educativo contenido en el
primer PS quedó redactado así:
1] Multiplicación del número de escuelas rurales, como medio
primordial para realizar la orientación cultural de nuestras grandes masas
campesinas.
2] Control definitivo del Estado sobre la enseñanza primaria y
secundaria:
a) Precisando su orientación social, científica y pedagógica.
b) Su carácter de escuela no religiosa y socialista. Y preparación
profesional adecuada del personal docente y su identificación con los fines de
la nueva escuela.
3] Atención preferente a la educación agrícola, no sólo en sus
aspectos prácticos, sino en sus formas superiores, con la tendencia de formar
técnicos ampliamente capacitados en todas las especializaciones que el campo
requiere para que se encuentren preparados en tal forma que puedan resolver los
problemas de la agricultura mexicana.
4] Sobre las enseñanzas de tipo universitario, destinadas a
preparar profesionistas liberales, debería darse preferencia a las enseñanzas
técnicas que tiendan a capacitar al hombre para utilizar y transformar los
productos de la naturaleza, a fin de mejorar las condiciones materiales de vida
del pueblo mexicano (Robles, 2006:162; Partido Revolucionario Institucional,
1970:33–35).
La segunda convención ordinaria del PNR aceptó el establecimiento
de la educación socialista; en la Cámara de Diputados, su grupo de legisladores
designó una delegación interna para plasmar sugerencias preliminares con vistas
a una reforma del artículo Tercero Constitucional vigente. La comisión la
integraron: Alberto Bremauntz (presidente), Alberto Coria4 (secretario),
José Santos Alonso,5 Fernando Enrique Angli Lara6 y Daniel J. Castillo7(vocales);
entregaron sus recomendaciones el 21 de diciembre de 1933.
Dos días después, el presidente de la República, Abelardo L.
Rodríguez y el secretario de Educación, Narciso Bassols, se opusieron
abiertamente a dicha transformación; sus argumentos: el laicismo era la mejor
guía para la formación de la niñez y que, si la reforma era aprobada, surgirían
reacciones negativas y de obstrucción entre la población.
Ya en agosto de 1934 el Bloque Nacional Revolucionario, grupo de
diputados del PNR en la cámara legislativa federal, nombró otro conjunto
encabezado por Alberto Bremauntz para delimitar metas y alcances de la
enseñanza socialista; en un documento del PNR, se consignó que la comisión
realizó un extenso y arduo trabajo: reunió mucha documentación y auscultó
numerosas organizaciones magisteriales, estudiantiles y obreras (Guevara,
1985:49). Las disputas en el Congreso federal para establecer fines y límites a
la instrucción socialista comenzaron en octubre. Ningún representante popular
objetó la necesidad de transformar en socialista la educación y eliminar así el
laicismo pero, aún así, existieron diferencias:
[...] en el debate previo sobre la formulación del artículo
respectivo y sobre los alcances de la palabra "socialista", surgieron
entre sus dirigentes [los diputados] tres tendencias: una moderada que
planteaba la formulación del socialismo mexicano: una radical que exigía que se
incluyera el "socialismo científico"; y una intermedia, que proponía
incluir solamente el término "socialista" sin más precisiones (Gilly,
1994:379).
Las discusiones tratarían de aclarar qué tipo de socialismo, en
específico, debía insertarse en la reforma constitucional. Carlos Riva Palacio,8 presidente
del PNR, abrió los alegatos en el Congreso federal al justificar la necesidad
de la reforma: sustituir a la educación religiosa por conceptos científicos;
por el control que el Estado debía ejercer sobre todas las escuelas privadas y
por la búsqueda de la unificación educativa en el país (Britton, 1976:135); el
legislador Luis Enrique Erro9 respondió que en una escuela socialista
debía enseñarse sólo a los trabajadores, y profetizó que como el socialismo
científico era entendido como comunismo por la mayoría de la población, esto
generaría oposición y problemas al futuro presidente Cárdenas (Buenfil,
1994:194); el diputado Pérez Hernández contestó a Erro: debía brindarse la
enseñanza socialista a todos los niños para despertar en ellos el sentido de
pertenencia a una clase y así facilitar la organización de las masas, aunado a
esto, sostuvo Pérez Hernández, el futuro presidente de la nación carecía de
temor para enfrentar la eventual obstaculización generada por ese tipo de
instrucción (Buenfil, 1994:196–197).
Erro terminó su participación en la tribuna afirmando que la
educación socialista crearía protestas de la sociedad y ello llevaría al
debilitamiento del poder presidencial (Britton, 1976:136). Se observó un
intenso intercambio de razonamientos entre los diputados del PNR en torno a la
instrucción socialista (Mendoza, 1998:11–12). La propuesta correctora del
artículo Tercero fue aprobada por unanimidad en octubre de 1934; de ahí pasó al
Senado de la República para su ratificación.
Allí se revivieron las polémicas generadas en el Congreso de la
Unión: el senador Ezequiel Padilla10 pidió adaptar el socialismo a la realidad
nacional para dar paso al surgimiento de un "socialismo a la
mexicana"; el senador por Michoacán, Ernesto Soto Reyes,11 afirmó que el socialismo marxista se basaba
en ideas de aplicación universal y se deformaría el cuerpo original de teorías
si se adaptaba a la realidad de un país (Britton, 1976:137). La modificación se
aprobó en el Senado el 20 de octubre de 1934 con votación de 36 a favor y 13 en
contra. Como resultado de dicha enmienda, el artículo Tercero de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos estableció el carácter
socialista de la educación en los siguientes términos:
1° La educación primaria será obligatoria y el Estado la impartirá
gratuitamente.
2° La educación que imparta el Estado será socialista, y además de
excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para
lo cual, la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que
permita crear entre la juventud un concepto racional y exacto del universo y de
la vida social.
3° Sólo el Estado —Federación, Estados, Municipios— impartirá
educación primaria, secundaria y normal. Podrán concederse autorizaciones a los
particulares que deseen impartir educación en cualquiera de los tres grados
señalados, de acuerdo en todo caso con las normas prescritas con la ley.
4° Las actividades y enseñanzas de los planteles particulares
deberán ajustarse, sin excepción alguna, a las disposiciones legales, y estarán
a cargo de personas que en concepto del Estado tengan suficiente preparación
profesional, conveniente moralidad e ideología acorde con dicho concepto. En
tal virtud, las corporaciones religiosas, los ministros de los cultos, las
sociedades por acciones que exclusiva o preferentemente realicen actividades
educativas, y las asociaciones o sociedades ligadas directa o indirectamente
con la propaganda de un credo religioso, no intervendrán en forma alguna en las
escuelas primarias, secundarias o normales, ni podrán apoyarlas económicamente.
5° La formación de planes, programas y métodos de enseñanza
corresponderá en todo caso al Estado.
6° No podrán funcionar los planteles particulares sin haber
obtenido previamente la autorización expresa del poder público. En todo caso es
inalienable el derecho del Estado para revocar, en cualquier tiempo, las
autorizaciones concedidas. Contra la revocación no procederá recurso o juicio
alguno.
7° El Estado podrá retirar discrecionalmente en cualquier tiempo,
el reconocimiento de validez oficial a los estudios hechos en planteles
particulares.
8° El Congreso de la Unión, con el fin de unificar y coordinar la
educación en toda la República, expedirá las leyes necesarias, destinadas a
distribuir la función social educativa entre la Federación, los Estados y los
Municipios, a fijar las aportaciones económicas correspondientes a los
funcionarios que no cumplan o que no hagan cumplir las disposiciones relativas,
lo mismo que a todos aquellos que las infrinjan (Secretaría de Educación
Pública, 1941:21–22; Britton, 1976:138–139).
Toluca: la oposición a la educación socialista en el cardenismo
(1934–1940). Recorrido historiográfico sobre enseñanza socialista
Historiografía nacional
Recién concluido el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas del Río,
iniciaron las investigaciones sobre el tema de la instrucción socialista.
Las figuras principales y los espectadores narraron los sucesos
vividos por ellos; en los escritos históricos de la décadas de los cuarenta a
los sesenta del siglo pasado se tomaba partido a favor o en contra de esa
educación (Bazant, 1999:183); de esa etapa sobresalen veredictos, juicios y
apreciaciones sobre la enseñanza socialista, a pesar de su deseo de
cientificidad.12
Para los años setenta del siglo XX las indagaciones se dirigieron
a la política educativa, observada ésta desde la posición del Estado nacional;
estos estudios marcaron un parteaguas en la producción historiográfica de la
temática (Bazant, 1999:186). Involucraban las normas legales, el discurso
oficial, los programas de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la
confrontación Iglesia–Estado, la corporativización del magisterio, la
trayectoria de la escuela rural mexicana, los garridistas en Tabasco y el
socialismo en el sureste de México.13
Gracias a la historiografía de esa década se comprendieron mejor
las experiencias educativas anteriores a la enmienda de 1934 y las disputas
entre fuerzas políticas y poderes. Durante los ochenta, la investigación sobre
instrucción socialista modificó sus líneas: libros de texto y programas de
estudio de 1920 a 1940, lecturas revolucionarias de 1921 a 1940, escuelas
Artículo 123, influencia del marxismo en la educación socialista, formas de
supervivencia de las escuelas particulares durante el cardenismo, rol de la
Unión Nacional de Padres de Familia en contra de la reforma educativa
socialista, normas legales y orientaciones pedagógicas nacionales de 1934 a
1940.14
También en esa década asistimos al comienzo de paradigmas en la
investigación educativa y al ascenso de otra corriente historiográfica, la
llamada historia regional: de la historia nacional circulamos a las de las
regiones, de las entidades federativas a los municipios y las comunidades. Con
esta nueva tendencia, se evidenció la pluralidad de nuestro país y se
estimularon búsquedas sobre aplicación de dicha reforma en la provincia
mexicana, especialmente las repercusiones de la enseñanza socialista en la
educación primaria rural, urbana y superior.
Productos de esta directriz son los análisis de los procesos
políticos suscitados con la puesta en marcha de la instrucción socialista como
el antagonismo de la Iglesia, los lazos entre fuerzas locales y federales y los
mecanismos para que estas últimas extendieran su poder, así como las
participaciones de las estructuras de trabajadores y la organización
magisterial.15
En los noventa los historiadores de la educación socialista
dirigieron su interés hacia lo social con el auxilio de la antropología y la
etnografía de la educación (Quintanilla y Vaughan, 1997:13). Ejemplos de esto
son los trabajos de Elsie Rockwell y Ruth Mercado (1986) y de Justa Ezpeleta y
Elsie Rockwell (1988) cuyos cuerpos de estudio son la actuación de los sectores
campesinos en la red de la revolución mexicana, estudios etnográficos de las
escuelas rurales mexicanas y los vínculos entre comunidades y escuelas.
La historia de la enseñanza socialista se replanteó durante la
primera década del siglo XXI, lo que redundó en innovaciones; sus objetos de
estudio son aspectos poco conocidos de aquella época: problematización teórica
de la distancia entre las normas y las prácticas; relectura o recuperación de
nuevas fuentes; adopción y adecuación de la metodología de otras disciplinas
científicas; continuación de la investigación interdisciplinaria; coeducación
en las escuelas normales; formación política de los profesores de escuelas
rurales y urbanas; enseñanza del civismo en la escuela primaria rural federal;
influencia de los movimientos estudiantiles sobre el desarrollo de la nueva
instrucción; los estereotipos culturales de los involucrados en el proceso
educativo; relación entre el discurso oficial y la realidad de las primarias
rurales y la relación entre la educación y los indígenas, entre otros.16
Historiografía en el Estado de México
Además de las obras citadas anteriormente de Eugenio Martínez y
Alicia Civera17sobre
instrucción socialista en el Estado de México, encontré otras. Elvia Montes de
Oca realiza investigación regional: abarca toda la entidad mexiquense y todos
los niveles educativos, especialmente las educaciones elemental y normal; sus
fuentes son: periódicos nacionales y locales, documentos elaborados por protagonistas
de esa época y los archivo Histórico del Estado de México, de la Escuela Normal
para Profesores, el Histórico Municipal de Toluca y el del Poder Legislativo
del Estado de México.
Su interés por la educación socialista le ha llevado a seguir la
pista a diversos temas: obstáculos para la aplicación de la transformación
educativa; ausencia de profesores preparados como tales y capacitados;
oposiciones por parte de los padres de familia y de los miembros del clero por
la irreligiosidad y la coeducación; el impacto sobre la enseñanza socialista de
la intermitencia de los periodos de gobierno de los mandatarios mexiquenses;
papel de las autoridades civiles; apoyos didácticos para la reforma educativa;
labor social de los maestros en su comunidad; violencia provocada por la
transformación pedagógica, valores contenidos y enseñados en las aulas
socialistas; ideas cardenistas entorno a la educación y disputa por el poder
entre Iglesia y Estado; entre otros.18
Historiografía municipal
La bibliografía consultada para casos locales en el Estado de
México se remite a las siguientes obras: Juan B. Alfonseca Giner de los Ríos
(en Civera, 1999) averiguó sobre procesos generados por la instrucción
socialista en los distritos de Texcoco y Chalco, principalmente conflictos,
resistencias, negociaciones y adhesiones en la relación escuela
federal/comunidad.
Otra investigadora local de la reforma educativa es Celia Zarco
González; estudia lo acaecido en el distrito de Ixtlahuaca: "[...]
contrasta los documentos oficiales con testimonios orales de maestros que
trabajaron en esa zona, y a quienes les fue encomendada la aplicación de la
reforma educativa de 1934" (Montes de Oca, 1998:20–21).
Patricia Hurtado Tomás (1986) también investigó este lapso; la
reforma aplicada en la Escuela Normal Mixta de Toluca fue su objeto de estudio.
Para Bruno Sánchez Hisojo (1995), la educación socialista en las escuelas
primarias federales del valle de Toluca mereció un trabajo de indagación;
revisó las instituciones locales coadyuvantes de la educación primaria federal
y los problemas enfrentados por el maestro federal rural en dicho valle.
Sobre el municipio de Metepec existe el trabajo realizado por
Longina Serranos Sánchez (2001) para obtener el grado de maestría por el
Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México. Se
interesó por revisar los planes de estudio de las escuelas primarias, sus
contenidos y su relación con las actividades desplegadas en esas instituciones
educativas por los maestros. Montes de Oca (1998) trata también el municipio de
Toluca: aborda a los protagonistas involucrados en la reforma: alumnos,
maestros, padres de familia, autoridades civiles, prensa e Iglesia. Nos parece
que este trabajo de Montes de Oca, inició el estudio en el municipio de Toluca
y contribuyó a generar otras líneas de análisis, entre ellas la oposición
generada por el clero y algunos padres de familia en las escuelas primarias
rurales federales ubicadas en los pueblos de este municipio y los mecanismos
para evidenciar la obstrucción, sin embargo, creemos que su trabajo generó
algunas lagunas. El objetivo de esta investigación es tratar de llenar ese
hueco dejado por las investigaciones de Montes de Oca.
Escuelas primarias estatales, federales y función de las
autoridades civiles
En 1936 existían 44 escuelas primarias en el municipio
de Toluca; 38 de ellas dependían del gobierno estatal, y se distribuían: ocho
elementales, ocho elementales y superiores,19 cinco nocturnas, una anexa al Tribunal de
Menores y 16 rurales (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección Escolar/ 1939/ Volumen
418/ Expediente 55). Existían también seis rurales mixtas dependientes de la
federación; ubicadas en las localidades de Capultitlán, Santa Ana Tlapaltitlán,
Santiago Tlacotepec, San Juan Tilapa, Cacalomacán y Tecaxic (AHMT/ Ramo
Educación Pública/ 1936/ Volumen 31/ Legajo Al Foja 5).
De estas escuelas de educación básica del municipio de Toluca las
38 eran unisexuales, lo cual contradecía la norma de la educación socialista en
su carácter coeducativo; esto en parte se explicaría por el rechazo de ciertos
sectores sociales a la convivencia entre niños y niñas en la misma escuela por
razones religiosas y de costumbres y tradiciones (Montes de Oca, 1998:18). En
las primarias del municipio toluqueño, el presidente municipal y los comisarios
civiles de cada pueblo que conformaba dicho municipio20 —las denominaciones actuales para los
comisarios civiles son delegados municipales— al obedecer y aplicar las leyes
federales y estatales referentes a la educación, se convirtieron en gran medida
en los encargados de la correcta y efectiva aplicación de la educación
socialista a través de varias formas:
1) Vigilaban
las asistencias de profesores y alumnos: de los primeros con listas de
asistencias levantadas por inspectores escolares; de los estudiantes con las
relaciones de concurrencia realizadas diariamente por cada uno de los
profesores en su aula o aulas.
2) Las
autoridades municipales, en coordinación con los directores de las escuelas
primarias, exhortaban a los padres de familia a enviar a sus hijos a estudiar
en esas instituciones educativas y cumplir de esta manera con la obligatoriedad
de la educación primaria establecida en nuestra Carta Magna.
3) También
imponían multas económicas a los padres de familia cuando sus hijos no
acudieran a la escuela (de conformidad con el artículo 190 de la Ley General de
Educación vigente en esa época, se aplicaban multas que iban desde los
veinticinco centavos hasta los cinco pesos; la cantidad dependía de los
ingresos del padre infractor, o el arresto correspondiente a razón de un día
por cada peso de multa).
4) Se
convertían en receptores de las quejas de los lugareños cuando se inconformaban
por diversas cuestiones, las que involucraban desde el trabajo o actitudes de
los mentores, autoridades escolares, hasta cuestiones académicas o materiales
de su respectiva institución educativa.
En Toluca, como en diversas entidades federativas del país, se
presentaron diferentes tipos de oposición a la aplicación de la educación
socialista y sobresalían la inasistencia escolar y la creación de escuelas
particulares no autorizadas.
Inasistencia escolar
El ausentismo escolar en el municipio de Toluca, al igual que el nacional,
fue promovido por el clero; Pascual Díaz, arzobispo de la ciudad de México,
lanzó advertencias en abril de 1934, en las cuales "[...] ordenaba a los
padres de familia que debían abstenerse de enviar a sus hijos a las escuelas
laicas dado que la Secretaría de Educación Pública estaba impidiendo la
educación cristiana de los niños" (Camacho, 1991:116) y conminó a los
católicos a impedir, con cualquier medio legal a su alcance, que se
estableciera y propagara la enseñanza socialista, con la amenaza de excolmugar
a quien cooperara con dicha instrucción (Solana et al., 1982:268, 269).
Muchos habitantes del país, incluidos los de Toluca, obedecieron
dichas órdenes, por lo que la ausencia de alumnos fue significativa en varias
entidades de la nación, como en Tlaxcala, donde a principios de 1935 y 1936,
hubo un marcado descenso en las inscripciones. Otro ejemplo es Puebla, donde en
el otoño de 1934:
[..] la iglesia poblana y las organizaciones católicas, apoyadas
por vastos sectores de las clases medias, comenzaron a enviar desde la ciudad
de Puebla hacia el campo folletería en contra de la "reforma
satánica" del artículo Tercero Constitucional. Como consecuencia, en 1935
hubo un descenso notorio en la asistencia de alumnos a las escuelas oficiales
(Quintanilla y Vaughan, 1997:174).
Ante esto, profesores e inspectores escolares de todo el
territorio nacional enviaban cartas donde suplicaban o exigían ayuda para
incrementar el número de sus alumnos a las diferentes autoridades políticas; en
Tlaxcala, el subsecretario estatal de educación, Gabriel Lucio, se quejó ante
el comité Ejecutivo del PNR de la agitación de los sacerdotes "[...]
tendiente a obstruccionar (sic) la acción de las escuelas federales"
(Quintanilla y Vaughan, 1997:206).
En los archivos consultados por nosotros existen muchos ejemplos
de este tipo de respuesta a la educación socialista a lo largo del periodo
1934–1940 en Toluca; la inasistencia escolar fue la principal forma de
respuesta de una parte de la sociedad toluqueña hacia la enseñanza socialista
aplicada en el país. En octubre de 1934 el sacerdote de Capultitlán, poblado
enclavado al sur del municipio de Toluca, llamó a los padres de familia, en
plena misa, a ya no enviar más a sus hijos a la escuela primaria rural federal,
ubicada a la entrada de dicha localidad, porque en esa institución se les
enseñarían cosas nocivas para la moral y la religión pero, a cambio, debían
enviar a sus vástagos a la doctrina impartida en las instalaciones de la
iglesia (Montes de Oca, 1998:9).
En otro ejemplo, Leonardo J. Santana, director de la escuela
primaria rural federal de Capultitlán, hizo un llamado a los comisarios
municipales y representantes del comisariado ejidal de ese poblado para que
contribuyeran a que los niños cursaran su educación primaria: éstos debían
lograrse cuando estas autoridades convocaran a una reunión a los padres de
familia del poblado y ahí, mediante el diálogo, convencerlos de mandar a sus
hijos a dicha institución educativa, debido a que los cursos estaban a punto
iniciar y todavía los progenitores no inscribían a sus vástagos. El director
Santana sospechaba la razón por la cual los jefes de familia no inscribían a
sus hijos en la escuela: la mala interpretación de los padres de familia hacia
el contenido del recién reformado artículo Tercero Constitucional (AHEM/ Fondo
Educación/ Serie Escuelas Federales/ Toluca/ 1935/ Volumen 3/ Expediente 3).
En el ejemplo anterior, el profesor Santana carecía de certeza de
por qué los padres de familia se abstenían de realizar la inscripción de sus
hijos en la escuela; se infería que podría ser debido al rechazo a la educación
socialista, también porque carecían de recursos económicos para enviarlos;
porque sus hijos debían trabajar para ayudar en el sustento de la familia;
porque era temporada de lluvias y los caminos se volvían intransitables; porque
llegaba la celebración del santo patrono del pueblo; porque los hijos debían
ayudar a sus padres durante las temporadas de siembra y cosecha; o porque, como
escribió Primitivo Álvarez, inspector de escuelas federales y del Estado de la
XXXI zona escolar, a Juan Fernández Albarrán, Secretario General de Gobierno
del Estado de México, en 1939, la baja asistencia escolar se debía a tres
factores:
1. La explotación económica realizada por los padres sobre sus
hijos.
2. La obra
solapada o abierta de los enemigos de la educación del pueblo (clero,
explotadores y falsos líderes pueblerinos) quienes obstruían la obra educativa.
3. A la labor
displicente de ciertas autoridades municipales, las cuales por compromisos
políticos con la población no exigían a los padres de familia el envío de sus
hijos a la escuela, tal como lo disponía el artículo 190 de la Ley General de
Educación (cursivas nuestras)
(AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1939/ Expediente 4/ Legajo 2).
En los documentos consultados en el Archivo Histórico Municipal de
Toluca y en el Histórico del Estado de México, encontramos casos donde los
padres de familia alegaban que no inscribían ni enviaban a sus hijos a la
escuela porque ahí les enseñarían doctrinas socialistas, las cuales eran
contrarias a sus creencias religiosas.
Ejemplo de lo anterior es el suceso registrado en San Felipe
Tlalmimilolpan, otro pueblo al sur del municipio de Toluca, limítrofe con
Capultitlán, en donde a principios de 1935, Eduardo Zarza, director Federal de
Educación, visitó la escuela rural federal de esa localidad y encontró
únicamente a cuatro alumnos en clase. El 13 de febrero de ese año Zarza
organizó una junta con el comisario civil, el comisariado ejidal y diez padres de
familia residentes en esa población; al cuestionarles sobre la razón o razones
de por qué no enviaban a sus hijos a la escuela, respondieron que no lo hacían
porque estaban inconformes con el artículo Tercero Constitucional debido a que,
consideraban, atacaba sus conciencias; el comisario civil y el comisariado
ejidal contestaron al profesor Zarza que para evitarse problemas con su
comunidad, negarían su apoyo a los maestros y a la referida escuela.
Eduardo Zarza reportó estas situaciones, a través de cartas al
gobernador mexiquense José Luis Solórzano, al terminar alertó al jefe del
ejecutivo estatal sobre la función del clérigo del citado pueblo, porque
durante los oficios diarios atacaba continuamente a la instrucción socialista y
además presionaba a los jefes de familia para se abstuvieran de mandar a sus
hijos a estudiar a esa escuela (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Escuelas
Particulares/ Toluca/ Volumen 3/ Expediente 3). En ocasiones los padres
enviaban a sus hijos a la escuela a pesar de los miedos hacia la enseñanza
socialista, sentimientos generados porque habían escuchado malas
interpretaciones por parte de vecinos o párrocos.
En marzo de 1936 los comisarios municipales de San Juan Tilapa
—otro poblado sureño de municipio de Toluca y también colindante con
Capultitlán y con San Felipe Tlalmimilolpan— con la Junta de Educación y padres
de familia dirigieron una carta al presidente municipal de Toluca para quejarse
por la clausura arbitraria de sus escuelas para niños y para niñas; esa acción
dejaría a muchos pequeños sin recibir instrucción primaria; los suscritos
alegaban que a pesar de "[...] malas interpretaciones que los enemigos del
progreso y del Supremo gobierno dan a ella [la instrucción de la juventud
proletaria], no tubimos (sic) empacho en mandar a nuestros hijos a esos
establecimientos de educación" (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1936/
Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 96).
Incluso la oposición a la educación socialista salía a relucir con
problemas por completo ajenos a dicha enseñanza: en Capultitlán, en enero de
1938, en un escrito enviado por el director de la escuela rural federal,
Eulalio Villuendas Jr., al profesor Martín V. González, director de Educación
Federal en el Estado de México, informó sobre el origen del problema por el
cual entregó la escuela al representante de los padres de familia. El director
Villuendas escribió que, desde que él asumió la dirección de la institución en
junio de 1935 y hasta agosto de 1937, los maestros laboraban en armonía, hasta
que la profesora Evangelina Pardo Zárate llegó ahí a trabajar y comenzó una
labor incesante de división entre profesores, alumnos y vecinos de la
localidad.
Villuendas puso a la profesora Pardo a disposición de la Dirección
de Educación y la acusó de negligencia y falta de cooperación con la dirección
el plantel, pero el trabajo destructivo de la catedrática Evangelina ya estaba
realizado al generar un gran distanciamiento entre un grupo de vecinos y la
escuela ya que al defenderse, la profesora esgrimió ante la Dirección de
Educación que el personal de la escuela llevaba a cabo la implantación de las
educaciones sexual y comunista, afirmaciones que se filtraron y llegaron a
oídos de la población; éstas fueron usadas por el clérigo de Capultitlán para
lanzar, desde el púlpito, anatemas contra los padres de familia que enviaran a
sus hijos a la escuela del pueblo, por lo que algunos residentes iniciaron una
campaña en contra de las autoridades del plantel la que incluyó el envío de
anónimos donde se les amenazaba de muerte si no abandonaban inmediatamente las
instalaciones escolares.
Al mismo tiempo otro grupo de lugareños hacía intensa labor entre
los moradores del pueblo para convencerlos que su escuela rural federal tenía
que pasar a depender del gobierno del Estado de México porque, aseguraban
ellos, los profesores estatales no enseñaban el socialismo. Al final, las
instalaciones de la escuela sufrieron saqueos y destrozos a manos de
inconformes. En su informe, el director Villuendas aclaró que no toda la
población de Capultitlán compartía esas ideas fanatizantes y destructivas;
ofreció una lista de vecinos que sí apoyaban a las autoridades de la escuela,
sobresaliendo Wulfrano Ramírez, a la postre presidente municipal de Toluca.
Según el director Villuendas, el verdadero origen de los problemas
era la disputa por el manejo de la fructífera parcela escolar, la cual en 1937
había generado ganancias de mil pesos, cantidad utilizada para comprar
mobiliario y útiles escolares; informó que cuando llegó a la dirección del
plantel, los libros de contabilidad de la escuela reportaban que dicha parcela
arrojaba ganancias totales anuales de cincuenta pesos; en su opinión,
ejidatarios influyentes del pueblo, en combinación con la removida profesora
Evangelina, querían destituirlo para apropiarse del terreno y las utilidades
que producía.
Villuendas, desesperado, incluso pidió ayuda a las autoridades
municipales, pero respondieron estar muy ocupadas para atenderlo porque
entregarían sus cargos por esos días (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección de
Educación/ Toluca/ 1938/ Volumen 391/ Expediente 20). El director, por órdenes
de Martín V. González, entregó la escuela al representante de los padres de
familia y salió del pueblo para salvaguardar su integridad física.
Eulalio Villuendas Jr., fue reinstalado en su puesto de director
de la escuela rural federal de Capultitlán en febrero de 1938, y envió un
informe al gobernador estatal Wenceslao Labra para notificarle sobre los
adelantos y mejoras en la escuela primaria que dirigía; después de enumerarlos
hizo del conocimiento del mandatario mexiquense que era vergonzoso que, desde
la iglesia de Capultitlán, se continuara con la convulsión del vecindario con
el propósito de correr a los profesores de esa escuela.
¿Las razones de esta agitación? Porque los maestros de esa
institución educativa se negaban a permitir el uso de textos religiosos; porque
enseñaban canciones y composiciones de carácter revolucionario a los niños;
porque editaban el periódico Alborada y realizaban el mural Parcela; porque hacían festivales
culturales, los cuales incluían bailables y dramatizaciones de índole social y
no religioso; porque instituyeron desayunos escolares; porque luchaban para
conseguir útiles y ropa para niños indigentes; porque atendían a niños en edad
preescolar y les brindaban albergue con camas que en las imaginaciones del
sacerdote y de algunos vecinos visualizaban como material didáctico para
enseñar la educación sexual (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección de
Educación/ Toluca/ 1938/ Volumen 391/ Expediente 20).
La inasistencia escolar en el nivel básico fue constante de 1934 a
1940; gran parte de la población, en combinación con el clero católico, utilizó
esta inasistencia como muestra de su rechazo a la educación socialista. Esa
falta de alumnos en las escuelas fue combatida por las autoridades escolares.
El director de la rural federal de Capultitlán antes del problema descrito,
hizo una petición en 1936 al presidente municipal toluqueño, Darío López, para
que ordenara a los comisarios del lugar colaborar con la escuela para
normalizar la asistencia (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1936/ Volumen 31/
Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 1). El presidente municipal respondió y giró las
órdenes respectivas a los comisarios (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1936/ Volumen
31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 2).
También el presidente del Comité de Educación de dicha escuela se
quejó con Darío López porque los comisarios civiles de Capultitlán no la
apoyaban, ya que no llamaron al pueblo a una reunión donde les pedirían dinero
para terminar trabajos de carpintería y, al mismo tiempo, escucharían su
opinión para cambiar algunas autoridades escolares (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1936/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 71); el presidente
municipal respondió e hizo un extrañamiento por escrito a los comisarios de esa
población (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1936/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo
2/ Foja 2).
En otro documento sobre baja asistencia escolar, el secretario
general de Gobierno del Estado de México, Carlos Pichardo, ordenó en 1936 al
presidente municipal de Toluca realizar acciones para aumentar el número de
niños en la escuela rural de Tlachaloya, pueblo situado al norte del municipio
de Toluca, porque el profesor de esa escuela, Pascual Becerril, se quejó con
Pichardo y pidió que se girara una orden al jefe de armas de esa localidad para
recoger niños y niñas en edad escolar y dejarlos en la escuela, debido a que
los padres de familia y comisarios civiles no hacían caso de la presencia de
los menores en las instalaciones educativas (AHMT/ Ramo Educación Pública/
1936/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 5/ Foja. 20).
El presidente municipal toluqueño, Luis F. Rodríguez, exigió en
1936 al C. Cipriano Barrera enviar a sus hijos a la escuela primaria porque de
lo contrario aplicaría sanciones económicas contra él, según lo estipulaba el
artículo 74 del Bando de Policía en vigor (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1937/
Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 1/ Foja 26); en 1937 el segundo regidor de
Toluca, Enrique Iglesias, ante la gran ausencia de estudiantes en la escuela
rural de Santiago Tlacotepec, propuso que el Ayuntamiento se dirigiera a los
comisarios civiles de esa localidad para que ordenaran a los padres que
enviaran a sus hijos a la escuela e, incluso, como medida coercitiva, les
impusieran multas económicas (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1937/ Volumen 31/
Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 79); el presidente municipal
en 1937, Darío López, envió al comisario civil de San Martín Toltepec,
localidad situada al norte del municipio, la queja del maestro rural de la
escuela del pueblo, de apellido Martínez, por la baja presencia escolar porque
a pesar de la apertura de la escuela desde enero, únicamente tenía dos alumnos
(AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1938/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja
118) el presidente municipal ordenó al comisario civil de San Martín Toltepec
aplicarse para que los niños asistieran a clases (AHMT/ Ramo Educación Pública/
1938/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 11).
El problema de la inasistencia escolar persistía en 1938: el 6 de
enero de ese año el inspector federal de educación de la zona 15 pidió ayuda al
presidente municipal de Toluca, Antonio Mancilla Bauza, para incrementar la
asistencia en este municipio; el 8 de enero Mancilla Bauza contestó que ya
había girado instrucciones a las autoridades de los pueblos del municipio para
que procuraran mayor asistencia a los centros escolares y, en caso de que los
escolares no asistieran, se aplicaran multas económicas a los padres o tutores
de los alumnos faltistas (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1938/ Volumen 31/
Expediente 3/ Legajo 1/ Foja 2).
Las medidas tomadas por Mancilla Bauza trataron de ser más
enérgicas en 1939, porque ordenó a los 16 jefes de cuartel existentes en el
municipio de Toluca y a los comisarios de los 25 pueblos que integraban la
municipalidad que el 1 de febrero, en el inicio del año escolar, ejercieran
pertinaz vigilancia a efecto de que todos los niños quedaran inscritos, porque
una vez concluido el plazo marcado para las inscripciones, debían presentar a
los pequeños en la escuela y así cumplir con lo dispuesto en el artículo 86 del
Bando Municipal de Policía y Buen Gobierno (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1939/
Volumen 31/ Expediente 4/ Legajo 1/ Foja 2).
La situación siguió mal para la escuela socialista durante 1940 en
el renglón de las asistencias: en enero de ese año el presidente municipal
Gustavo Durán Vilchis recomendó a los comisarios de los pueblos que volvieran a
vigilar la asistencia escolar ante el inicio del año escolar (AHMT/ Ramo
Educación Pública/ 1939/ Volumen 31/ Expediente 4/ Legajo 1/ Foja 2).
Creación de escuelas particulares
Otra forma de rechazo a la educación socialista por parte de
algunos sectores de la sociedad de Toluca fue la creación de escuelas
particulares, que funcionaban sin autorización del gobierno federal. Este
problema también existió en otras regiones del país: la educación religiosa
clandestina brindada en estas escuelas fue un fenómeno difícil de controlar
para el Estado nacional porque esa instrucción la realizaban padres de familia
en domicilios particulares pues pensaban que así inmunizaban a sus hijos de
ideologías ateas.
Un caso ilustrativo fue el informe que hizo el subsecretario de
Educación de Tlaxcala, Gabriel Lucio al Secretario de Gobernación federal donde
escribió que muchos sacerdotes oficiaban de manera clandestina, sin reglamento
ysostenían centros escolares clandestinos (cursivas
nuestras) (Quintanilla y Vaughan, 1997:206).
La creación de instituciones educativas particulares provocó
problemas a los profesores y autoridades que laboraban en planteles oficiales,
ya sea porque esa competencia no dejaba trabajar apropiadamente a las escuelas
públicas o porque al violentar el artículo Tercero Constitucional con sus
enseñanzas clandestinas y no poder impedirlo las autoridades educativas y
civiles, proyectarían la imagen de incapacidad para la aplicación de la
legislación respectiva.
En Toluca, Luz Canalizo, directora de la escuela rural para niñas
de San Buenaventura, poblado ubicado al poniente de esta ciudad, solicitó en
febrero de 1937 al Secretario de Educación Pública la ayuda necesaria para que
girara al comisario civil de esa localidad la orden estricta de clausura de
escuelas particulares porque operaban sin el permiso del gobierno federal
(AHEM/ Fondo Educación/ Serie Escuelas Particulares/ Toluca/ 1937/ Volumen 8/
Expediente 25). El gobernador Eucario López a través del secretario General de
Gobierno, Carlos Pichardo, ordenó al comisario civil de esa población clausurar
esas escuelas (AHMT/ Ramo Educación Pública/ Volumen 31/ 1937/ Expediente 1/
Legajo 2/ Foja 129) y avisó al presidente
municipal de Toluca para que éste tuviera conocimiento quien reafirmó
rápidamente la orden de clausura al referido comisario (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ Volumen 31/ 1937/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 130).
El gobierno estatal dio prioridad a la clausura de escuelas
particulares incumplidas con las disposiciones oficiales: Juan Avilés,
inspector de distrito escolar de Toluca, escribió al Secretario General de
Gobierno para que éste exigiera a los directores de planteles particulares los
mismos textos usados en las escuelas oficiales, porque aunque el artículo 61 de
la Ley General de Educación les concedía el uso de libros diferentes a los
oficiales con la única condición que éstos fueran laicos, esos directores
permitían en sus escuelas el uso de todo tipo de libros religiosos (AHEM/ Fondo
Educación/ Serie Dirección de Educación/ Toluca/ 1933/ Volumen 319/ Expediente
26).
Las clausuras de planteles educativos particulares fueron una
constante entre 1934 y 1940: en una circular de septiembre de 1936, la
Secretaría de Gobernación federal recomendó a los presidentes municipales que
si existían escuelas particulares en sus jurisdicciones que no cumplieran con
la ley, fueran clausuradas inmediatamente y dieran aviso de ello a la Dirección
de Educación Federal. Según la Secretaría de Gobernación, en la décima zona
escolar, a la cual pertenecía Toluca, existían tres escuelas particulares que
no satisfacían los requisitos oficiales para poder operar: la "Concepción
Peñaloza", ubicada en la calle de Pedro Ascencio 19, cuya directora era
Eulalia Peñaloza; la "Antonio Alzate", ubicada en la calle de Arteaga
s/ n., dirigida por Constanza Medrano; y la "Academia de Ciencias
Administrativas", ubicada en Avenida Libertad 45 y encabezada por Esther
Cano (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección de Educación/ Toluca/ 1936/
Volumen 367/ Expediente 2 de septiembre).
A pesar de la advertencia del gobierno federal sobre la irregular
existencia de esos colegios particulares, el gobierno estatal reaccionó
lentamente porque fue hasta 1937 cuando el secretario general de Gobierno,
Carlos Pichardo, avisó a las profesoras Constanza Medrano (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1937/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 5/ Foja 16) y Esther Cano
(AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1937/ Volumen 31 /Expediente 1/ Legajo 4/ Foja
7) sobre el cierre de sus respectivas escuelas por no estar autorizado su
funcionamiento por la Dirección de Educación Federal (AHEM/ Fondo Educación/
Serie Escuelas Particulares/ Toluca/ 1937/ Volumen 8/ Expediente 25).
Del cumplimiento de esas disposiciones sólo tenemos constancia del
cierre de la escuela de la profesora Esther Cano, debido a que el presidente
municipal de Toluca, Luis F. Rodríguez, avisó al Secretario General de Gobierno
de la clausura de dicha institución educativa (AHMT/ Ramo Educación Pública/
1937/ Expediente 1/ Volumen 31/ Legajo 4/ Foja 6).
Uso de violencia
A diferencia de la casi ausencia de violencia en Toluca, en el
resto del país la aplicación de dicha enseñanza fue un elemento propiciador de
terror, sobre todo en la región del Bajío, donde surgió la segunda Cristiada o
Movimiento Segundero, también conocido como La Segunda.21La Segunda
tuvo en Jalisco dos momentos cruciales:
[...] de 1934 a 1936 cuando el movimiento se sustentó como
reacción contra la aplicación de la educación socialista [..] La Segunda
michoacana fue una reacción contra los intentos cardenistas para establecer la
educación socialista, así como una afrenta contra los agraristas comunistas que
estaban siendo apoyados por El Tata (sic) Lázaro [...] En Guanajuato el
movimiento segundero se dio a partir de 1935, cuando los ataques contra los
maestros socialista cobraron vidas [...] Los curas de pueblo tomaron su parte
azuzando a los fanáticos católicos que defendieran el alma de sus hijos contra
la educación socialista (Serrano, 1992:100–101).
También en la Sierra Norte de Puebla los cristeros, decepcionados
por los arreglos de 1929 entre las cúpulas federal y católica, canalizaron su
desencanto contra los profesores federales de la instrucción socialista porque
los visualizaban como representantes del poder del Estado:
Entre 1934 y 1939 al menos 17 profesores murieron en el campo
poblano. Los asesinatos no fueron investigados de manera seria; el ejército
informó que los maestros exageraban el peligro. En 1939 aún merodeaba por la
Sierra Norte la banda de Odilón Vega (connotado cristero poblano) [...] Vega
atacó a los maestros y a los agraristas en nombre de Cristo Rey (Quintanilla y
Vaughan, 1997:175–176).
En otro ejemplo de violencia, a principios de 1937 una banda
armada tomó Tlaxco, Tlaxcala, causó destrozos, robó la oficina de Hacienda,
requisó caballos y explicó a los pobladores que todo lo hizo "[...] para
continuar la lucha contra el comunismo y la escuela socialista" (Gilly,
1994:196). David L. Raby hizo un recuento nacional de la violencia ejercida
contra los profesores a propósito de la educación socialista en aquellos
difíciles años:
En septiembre de 1934 en el municipio de la Huacana, Michoacán, el
inspector regional de educación, profesor Carranza, organizó una semana roja
para hacer propaganda a las ideas socialistas; cuando terminó [...] unos grupos
de fanáticos agredieron y dieron muerte a Flavio Gómez, Rubén Cervantes,
Rogelio Arellano y varios maestros cuyos nombres se ignoran [...] en Santa
Rita, municipio de Tacámbaro, la maestra María Salud Morales fue asesinada
alrededor de las cuatro de la tarde del 16 de junio de 1937 [..] a fines de
1936 o principios de 1937, en Los Herreros, municipio de Coalcomán (también en Michoacán)
un grupo de hombres armados balaceó al maestro Eduardo González [...] Los
pistoleros ni siquiera lo conocían y le dispararon simplemente como
representante de la educación pública a la que se oponían por motivos
religiosos [...] en el año transcurrido entre septiembre de 1935 y agosto de
1936, de las 40 escuelas rurales de la región (de Colotlán, Jalisco) 7 fueron
incendiadas [...] (y) en muchas otras escuelas el trabajo docente era
obstaculizado por los padres, que se rehusaban a mandar a sus hijos a la
escuela [...] en marzo de 1936 en Ciudad González, Guanajuato [...] una Misión
Cultural iba a visitar al pueblo para realizar cierto trabajo social y para
difundir los ideales de la educación socialista, pero cuando el cura del lugar
lo supo, hizo arreglos para celebrar una función religiosa que coincidiera con
el momento mismo en que se iba a celebrar en la plaza vecina un mitin público
organizado por los maestros [...] el resultado fue un zafarrancho en el que
murieron varias personas (Raby, 1974:149–150, 154, 155, 160).
En el estado de México la violencia existió: el 1 de septiembre de
1938 el secretario general de Gobierno, Juan Fernández Albarrán, envió una
circular a todos los presidentes municipales para que dictaran las respectivas
órdenes a sus comisarios civiles con el fin de proteger y ofrecer ayudas moral
y material a los profesores, dado que se habían registrado arbitrariedades por
parte de inconformes con el programa educativo que desarrollaba el gobierno
revolucionario, atropellos que incluso habían puesto en peligro la vida de los
maestros (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección de Educación/ Toluca/ 1938/ V.
401/ Exp. 1).
En Ozumbilla, municipio de Tecámac, un profesor sufrió varios
atentados porque había organizado a los vaqueros de ese pueblo en un sindicato
y el cacique buscaba deshacerse de él; en Valle de Bravo, un maestro fue
víctima de rebeldes fanáticos, los cuales eran aprovisionados por adinerados
católicos del interior de la entidad mexiquense (Quintanilla y Vaughan, 1997:161).
A diferencia de lo vivido en el resto del país y del Estado de México, el uso
de la violencia como repuesta de una parte de la sociedad toluqueña contra los
protagonistas de la enseñanza socialista fue aislado. Además de los problemas
ocurridos en la localidad de Capultitlán en 1937, en los archivos consultados
sólo hallamos que el 12 y 13 de enero de 1936, la escuela primaria elemental
para niños Felipe Sánchez Solís y la elemental para niñas Leona Vicario así
como la Escuela Normal para Profesoras —las tres ubicadas en la ciudad de
Toluca— sufrieron atentados dinamiteros los cuales únicamente provocaron daños
materiales (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección de Educación/ Toluca/ 1936/
Volumen 355/ Expediente 14 de enero).
Conclusiones
1) Existió
en Toluca oposición a la educación socialista, aunque esta obstrucción no fue
homogénea ni participó en ella toda la sociedad. Dicho escollo puede ser
delimitado a las áreas suburbana y rural, principalmente y se evidenció en dos
vertientes: la inasistencia escolar y la creación de planteles particulares.
2) El uso
de la violencia física contra los profesores en el municipio de Toluca,
considerados como representantes de la enseñanza socialista, no fue encontrado
en los archivos consultados, a diferencia de lo ocurrido en entidades como
Jalisco, Aguascalientes y Tlaxcala, entre otras, en esas mismas fechas.
3) Las
actitudes de rechazo, obstrucción, manipulación y presión de varios sacerdotes
a la instrucción socialista en algunos poblados toluqueños, son fiel reflejo de
la actitud del clero católico en el resto de la república mexicana.
4) En el
municipio de Toluca no se llegó a la excomunión de profesores o de los padres
de familia que enviaran a sus hijos a los planteles federales de educación
básica, pero sí existieron anatemas y chantajes sentimentales.
5) La
sociedad toluqueña exageró su visión sobre las acciones de la administración de
Cárdenas: si por un lado las reformas sociales realizadas por la administración
cardenista hacían suponer a la sociedad que el país se orientaba hacia el
socialismo, realmente Cárdenas sentó las bases para un desarrollo capitalista
que beneficiaría ampliamente a las clases medias y altas en el corto y mediano
plazos.
6) En la
gran mayoría de las veces, los presidentes municipales toluqueños de esa época
jamás consintieron o solaparon los obstáculos a la instrucción socialista de
parte de algunos sectores de la sociedad y jamás dudaron en reprimirlas con la
ley en la mano.
7) Ciertas
autoridades de los pueblos que conformaban el municipio de Toluca, como eran
los comisarios civiles, por estar en contacto cercano y diario con la población
que representaban, en muchas ocasiones sí apoyaron los actos oposicionistas a
la educación socialista o por lo menos no los combatieron de forma vehemente,
ya sea por temor o por solidaridad hacia sus vecinos, como en el caso
registrado en San Felipe Tlalmimilolpan.
8) Parte
de la sociedad toluqueña permaneció activa en el impedimento a la enseñanza
socialista; nunca dejaron de manifestar su inconformidad por vías legales e
ilegales por lo que ella consideraba ataques a su apreciada libertad.
9) El
gobierno estatal apoyó la aplicación de la educación socialista en el papel y
en la acción en el municipio de Toluca, principalmente a través de la figura
del Secretario General de Gobierno.
Educación Socialista (1934-40)
Con base a la modificación del Art. 3°
Constitucional en 1934, se dio una orientación socialista a la educación. Esta
debía inculcar los deberes de la solidaridad humana y los derechos laborales.
La enseñanza utilitaria y colectivista debía preparar a los alumnos para la
producción y fomentar el amor al trabajo como deber social. Al mismo tiempo se
dio el fortalecimiento de la cultura de la salud y del vigor físico, así como expresión
artística y cultural de corte nacionalista. Con esta modificación se hicieron
explicitas las facultades de la Secretaría para aplicar la ley obligada a los
empresario a establecer “escuelas Artículo 123” para los hijos de trabajadores
en empresas industriales o rurales.
También se efectuaron algunas acciones
para ejemplificar la posición de México ante los conflictos internacionales: la
creación de la Casa de España y la Escuela Internado España México para niños
refugiados españoles.
La educación secundaria se fortaleció
quedando bajo responsabilidad del Estado. Se vuelve co-educacional, práctica,
experimental y técnica. Se organiza los Consejos Técnicos Escolares para
promover la participación de la comunidad escolar.
Algunos planteles ofrecieron servicios
nocturnos, y se prepararon libros de textos especiales para adultos
trabajadores. En este tema la labor del profesor Moisés Sáenz fue fundamental.
En 1932 fue necesario reestructurar la
enseñanza técnica, dándole un carácter politécnico. Se multiplicaron las
instituciones educativas destinadas a este tipo de educación. Debido a ello se
creó el Instituto Politécnico Nacional, oficialmente establecido en 1937,
organismo de docencia y de investigación, respondiendo a las necesidades de la
industria y la agricultura. Esta acción fortaleció lo realizado anteriormente
con la creación y reglamentación del Consejo Nacional de la Educación Superior
y la Investigación Científica, 1935 y 1936.
Las universidades vivieron
desencuentros en el seno de sus comunidades en torno a la orientación
socialista de la educación. Célebre es la polémica que entorno a este tema
sostuvieron Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano.
Los diferendos en torno a la
posibilidad de imprimir una orientación ideológica única a la vida universitaria
se comenzaron a resolver con la autonomía plena en 1933 y reconocerse los
principios de libertad de cátedra e investigación por los que luchó Antonio
Caso, y que aseguró el primer rector de la universidad plenamente autónoma,
Manuel Gómez Morín.
Introducción
n 1940 la educación socialista era creada como reforma
educativa estructural y, transcurridos seis años desde su aplicación, los
clérigos produjeron presiones; las autoridades federales, campañas
antirreligiosas y de defensa de los derechos de los trabajadores; y el resto de
la sociedad, oposición o apoyo. La riqueza de la enseñanza socialista era
visible. La población la convirtió en objeto de enconos o aspiraciones; las
instituciones, en el centro de su existir y ser.
Leeremos la recreación en el municipio de Toluca de los
choques provocados por esa educación entre Estado e Iglesia, entre laicos y
religiosos, entre profesores y ciudadanía, entre autoridades y sociedad en un
momento donde convergieron tradición y vanguardismo. Una parte de la sociedad
se declaró abiertamente en contra porque era considerada como un ataque a la
libertad de pensamiento, a la autonomía para educar a sus hijos, a la religión
y como una uniformidad obligatoria de la población a través de los valores que
se inculcarían en ese tipo de instrucción, la cual tomaría un patrón donde las
clases trabajadoras serían usadas como referencia. Lo sucedido en la capital
del Estado de México en ese periodo, es cuasi reflejo de lo vivido en el país
con la enseñanza socialista. Las líneas de este trabajo son el seguimiento para
la aprobación de la reforma al artículo Tercero Constitucional, con sus debates
en las cámaras de Diputados y de Senadores, las repercusiones de la enseñanza
socialista en las escuelas primarias rurales, el antagonismo de la Iglesia, los
lazos entre fuerzas locales, estatales y federales y los mecanismos para que
estas últimas extendieran su poder, la combinación entre poderes locales y
municipales,
las formas de resistencia de padres de familia hacia la
enseñanza socialista, la creación de planteles educativos particulares y el
ejercicio de la violencia contra la instrucción socialista, todos estos temas
ocurridos en el municipio de Toluca.
Primer plan sexenal y la educación socialista El Partido
Nacional Revolucionario (PNR) efectuó su segunda convención ordinaria en
Querétaro en diciembre de 1933 para redactar, entre otros
trabajos, el llamado Plan Sexenal 1934-1940 (PS), primer
esquema de trabajo nacional; con dicho documento se pretendía, entre otras
cuestiones, eliminar la improvisación de la administración federal.
ERevista Mexicana de Investigación Educativa 45 La
oposición a la educación socialista durante el cardenismo (1934-1940): el caso
de Toluca Hay dos interpretaciones sobre la finalidad de ese instrumento: una
lo ubica como mecanismo a seguir para satisfacer las necesidades materiales de
la población nacional (Britton, 1976:127) la otra considera al PS como
instrumento político de presión y control por parte del general Plutarco Elías
Calles, el jefe máximo, sobre el recién elegido candidato presidencial, Lázaro
Cárdenas, a cuyos puntos debía sujetarse (Comisión de Estudios Históricos,
2009: 853).
El Comité Ejecutivo Nacional del PNR, órgano rector de
ese partido político, realizó un esbozo del PS; en él se ratificaba al laicismo
como principio básico e indiscutible en educación (Medin, 1997:48). Dicho
borrador fue debatido, pero los miembros coincidieron en asignar a la
instrucción un rol diferente a las interpretaciones de la época (Bautista,
2005:248; Ianni, 1991:95), las cuales consideraban al aula o un espacio donde
sólo se impartían nociones generales de ciencias (Durán, 2000:205), o un lugar
de transmisión para preservar la cultura (Vázquez (coord.), 1992:XII) o una
esfera donde se aprendía el control y la disciplina
social (Bautista, 2005:249).
Todos los reunidos en Querétaro, en 1933, poseían la
creencia ferviente en el gran papel de la educación en la vida de los mexicanos
y en el desarrollo de la sociedad; compartían las ideas latentes desde los
primeros años posteriores a la Independencia:
[…] El analfabetismo y la ignorancia eran los enemigos
más inmediatos que debían combatirse. De ahí que el afán de modernizar
radicalmente el sistema educativo fuese una de las tareas a la cual se abocaron
con mayor entusiasmo los políticos e intelectuales del México nuevo.
La idea de que la educación era el remedio seguro para
los males sociales no se origina en ese momento: había sido un componente
importante de la Ilustració con su profunda fe en la razón como instrumento de
conocimiento y en el raciocinio como el medio de ordenar la vida política.
[…] por encima de las variantes específicas […] y de las
diversas posiciones políticas que representa, tienen algo en común: la creencia
en la educación como instrumento para formar ciudadanos capaces de colaborar en
la tarea prioritaria de construir un nuevo país.
[…] La educación era una especie de remedio para todos
los males públicos y, con la instrumentación de un buen sistema educativo, se
esperaba un mejoramiento general en lo social y aun en lo económico (Ramos,
1994:11-12).46 Consejo Mexicano de Investigación Educativa
Palacios Valdés En esas discusiones se impusieron las
visiones de Manlio Fabio Altamirano
Flores,que pugnaban por el establecimiento de la
educación socialista; tras las disputas el programa educativo contenido en el
primer PS quedó redactado así: 1] Multiplicación del número de escuelas
rurales, como medio primordial para realizar la orientación cultural de
nuestras grandes masas campesinas. 2] Control definitivo del Estado sobre la
enseñanza primaria y secundaria: a) Precisando su orientación social,
científica y pedagógica. b) Su carácter de escuela no religiosa y socialista. Y
preparación profesional adecuada del personal docente y su identificación con
los fines de la nueva escuela.
3] Atención preferente a la educación agrícola, no sólo
en sus aspectos prácticos, sino en sus formas superiores, con la tendencia de
formar técnicos ampliamente capacitados en todas las especializaciones que el
campo requiere para que se encuentren preparados en tal forma que puedan
resolver los problemas de la agricultura mexicana.
4] Sobre las enseñanzas de tipo universitario, destinadas
a preparar profesionistas
liberales, debería darse preferencia a las enseñanzas
técnicas que tiendan a
capacitar al hombre para utilizar y transformar los
productos de la naturaleza, a fin de mejorar las condiciones materiales de vida
del pueblo mexicano (Robles, 2006:162; Partido Revolucionario Institucional,
1970:33-35).
La segunda convención ordinaria del PNR aceptó el
establecimiento de la educación socialista; en la Cámara de Diputados, su grupo
de legisladores designó una delegación interna para plasmar sugerencias
preliminares con vistas a una reforma del artículo Tercero Constitucional
vigente.
La comisión la integraron: Alberto Bremauntz
(presidente), Alberto Coria(vocales); entregaron sus recomendaciones el 21 de
diciembre de 1933.
Dos días después, el presidente de la República, Abelardo
L. Rodríguez y el secretario de Educación, Narciso Bassols, se opusieron
abiertamente a dicha transformación; sus argumentos: el laicismo era la mejor
guía para la formación de la niñez y que, si la reforma era aprobada, surgirían
reacciones negativas y de obstrucción entre la población.Revista Mexicana de
Investigación Educativa 47 La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca Ya en agosto de 1934 el Bloque
Nacional Revolucionario, grupo de diputados del PNR en la cámara legislativa
federal, nombró otro conjunto encabezado por Alberto Bremauntz para delimitar
metas y alcances de la enseñanza socialista; en un documento del PNR, se consignó que la comisión realizó un
extenso y arduo trabajo: reunió mucha documentación y auscultó numerosas
organizaciones magisteriales, estudiantiles y obreras (Guevara, 1985:49). Las
disputas en el Congreso federal para establecer fines y límites a la
instrucción socialista comenzaron en octubre. Ningún representante popular
objetó la necesidad de transformar en socialista la educación y eliminar así el
laicismo pero, aún así, existieron diferencias:
[…] en el debate previo sobre la formulación del artículo
respectivo y sobre los alcances de la palabra “socialista”, surgieron entre sus
dirigentes [los diputados] tres tendencias: una moderada que planteaba la
formulación del socialismo mexicano:
una radical que exigía que se incluyera el “socialismo
científico”; y una intermedia, que proponía incluir solamente el término
“socialista” sin más precisiones (Gilly, 1994:379).
Las discusiones tratarían de aclarar qué tipo de
socialismo, en específico, debía insertarse en la reforma constitucional.
Carlos Riva Palacio, presidente del PNR, abrió los alegatos en el Congreso
federal al justificarla necesidad de la reforma: sustituir a la educación
religiosa por conceptos científicos; por el control que el Estado debía ejercer
sobre todas las escuelas privadas y por la búsqueda de la unificación educativa
en el país (Britton, 1976:135); el legislador Luis Enrique Erro respondió que
en una escuela socialista debía enseñarse sólo a los trabajadores, y profetizó
que como el socialismo científico era entendido como comunismo por la mayoría
de la población, esto generaría oposición y problemas al futuro presidente
Cárdenas (Buenfil, 1994:194); el diputado Pérez Hernández contestó a Erro:
debía brindarse la enseñanza socialista a todos los niños para despertar en
ellos el sentido de pertenencia a una clase y así facilitar la organización de
las masas, aunado a esto, sostuvo Pérez Hernández, el futuro presidente de la
nación carecía de temor para enfrentar la eventual obstaculización generada por
ese tipo de instrucción (Buenfil, 1994:196-197).48 Consejo Mexicano de
Investigación Educativa Palacios Valdés Erro terminó su participación en la
tribuna afirmando que la educación socialista crearía protestas de la sociedad
y ello llevaría al debilitamiento del poder presidencial (Britton, 1976:136).
Se observó un intenso intercambio de razonamientos entre los diputados del PNR
en torno a la instrucción socialista (Mendoza, 1998:11-12). La propuesta correctora
del artículo Tercero fue aprobada por unanimidad en octubre de 1934; de ahí
pasó al Senado de la República para su ratificación.
Allí se revivieron las polémicas generadas en el Congreso
de la Unión: el senador Ezequiel Padillapidió adaptar el socialismo a la
realidad nacional para dar paso al surgimiento de un “socialismo a la
mexicana”; el senador por Michoacán, Ernesto Soto Reyes, afirmó que el
socialismo marxista se basaba en ideas de aplicación universal y se deformaría
el cuerpo original de teorías si se adaptaba a la realidad de un país (Britton,
1976:137). La modificación se aprobó en el Senado el 20 de octubre de 1934 con
votación de 36 a favor y 13 en contra. Como resultado de dicha enmienda, el
artículo Tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
estableció el carácter socialista de la educación en los siguientes términos:
1º La educación primaria será obligatoria y el Estado la
impartirá gratuitamente.
2º La educación que imparta el Estado será socialista, y
además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los
prejuicios, para lo cual, la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en
forma que permita crear entre la juventud un concepto racional y exacto del
universo y de la vida social.
3º Sólo el Estado –Federación, Estados, Municipios–
impartirá educación primaria, secundaria y normal. Podrán concederse
autorizaciones a los particulares que deseen impartir educación en cualquiera
de los tres grados señalados, de acuerdo en todo caso con las normas prescritas
con la ley.
4º Las actividades y enseñanzas de los planteles
particulares deberán ajustarse, sin excepción alguna, a las disposiciones
legales, y estarán a cargo de personas que en concepto del Estado tengan
suficiente preparación profesional, conveniente moralidad e ideología acorde
con dicho concepto. En tal virtud,las corporaciones religiosas, los ministros
de los cultos, las sociedades por
acciones que exclusiva o preferentemente realicen
actividades educativas, y las asociaciones o sociedades ligadas directa o
indirectamente con la propaganda de un credo religioso, no intervendrán en
forma alguna en las escuelas primarias, secundarias o normales, ni podrán
apoyarlas económicamente.Revista Mexicana de Investigación Educativa 49
La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca
5º La formación de planes, programas y métodos de
enseñanza corresponderá
en todo caso al Estado.
6º No podrán funcionar los planteles particulares sin
haber obtenido previamente la autorización expresa del poder público. En todo
caso es inalienable el derecho del Estado para revocar, en cualquier tiempo,
las autorizaciones concedidas. Contra la revocación no procederá recurso o
juicio alguno.
7º El Estado podrá retirar discrecionalmente en cualquier
tiempo, el reconocimiento de validez oficial a los estudios hechos en planteles
particulares.
8º El Congreso de la Unión, con el fin de unificar y
coordinar la educación en toda la República, expedirá las leyes necesarias, destinadas
a distribuir la función social educativa entre la Federación, los Estados y los
Municipios, a fijar las aportaciones económicas correspondientes a los
funcionarios que no cumplan o que no hagan cumplir las disposiciones relativas,
lo mismo que a todos aquellos que las infrinjan (Secretaría de Educación
Pública, 1941:21-
Toluca: la oposición a la educación socialista en el
cardenismo (1934-1940).
Recorrido historiográfico sobre enseñanza socialista Historiografía
nacional Recién concluido el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas del Río,
iniciaron las investigaciones sobre el tema de la instrucción socialista.
Las figuras principales y los espectadores narraron los
sucesos vividos por ellos; en los escritos históricos de la décadas de los
cuarenta a los sesenta del siglo pasado se tomaba partido a favor o en contra
de esa educación (Bazant, 1999:183); de esa etapa sobresalen veredictos,
juicios y
apreciaciones sobre la enseñanza socialista, a pesar de
su deseo de cientificidad.
12
Para los años setenta del siglo XX las indagaciones se
dirigieron a la política educativa, observada ésta desde la posición del Estado
nacional; estos estudios marcaron un parteaguas en la producción
historiográfica de la temática (Bazant, 1999:186). Involucraban las normas
legales, el discurso oficial, los programas de la Secretaría de Educación
Pública (SEP), la confrontación Iglesia-Estado, la corporativización del
magisterio, la trayectoria de la escuela rural mexicana, los garridistas en
Tabasco y el socialismo en el sureste de México.
Gracias a la historiografía de esa década se
comprendieron mejor las experiencias educativas anteriores a la enmienda de
1934 y las disputas entre fuerzas políticas y poderes. Durante los ochenta, la
investigación50 Consejo Mexicano de Investigación Educativa Palacios Valdés sobre
instrucción socialista modificó sus líneas: libros de texto y programas de
estudio de 1920 a 1940, lecturas revolucionarias de 1921 a 1940, escuelas
Artículo 123, influencia del marxismo en la educación socialista, formas de
supervivencia de las escuelas particulares durante el cardenismo,
rol de la Unión Nacional de Padres de Familia en contra
de la reforma educativa socialista, normas legales y orientaciones pedagógicas
nacionales de 1934 a 1940.
También en esa década asistimos al comienzo de paradigmas
en la investigación educativa y al ascenso de otra corriente historiográfica,
la llamada historia regional: de la historia nacional circulamos a las de las
regiones, de las entidades federativas a los municipios y las comunidades. Con
esta nueva tendencia, se evidenció la pluralidad de nuestro país y se
estimularon búsquedas sobre aplicación de dicha reforma en la provincia
mexicana, especialmente las repercusiones de la enseñanza socialista en la
educación primaria rural, urbana y superior.
Productos de esta directriz son los análisis de los
procesos políticos suscitados con la puesta en marcha de la instrucción
socialista como el antagonismo de la Iglesia, los lazos entre fuerzas locales y
federales y los mecanismos para que estas últimas extendieran su poder, así
como las participaciones de las estructuras de trabajadores y la organización
magisterial.
15
En los noventa los historiadores de la educación
socialista dirigieron su interés hacia lo social con el auxilio de la
antropología y la etnografía de la educación (Quintanilla y Vaughan, 1997:13).
Ejemplos de esto son los trabajos de Elsie Rockwell y Ruth Mercado (1986) y de Justa
Ezpeleta y Elsie Rockwell (1988) cuyos cuerpos de estudio son la actuación de
los sectores campesinos en la red de la revolución mexicana, estudios
etnográficos de las escuelas rurales mexicanas y los vínculos entre comunidades
y escuelas.
La historia de la enseñanza socialista se replanteó
durante la primera década del siglo XXI, lo que redundó en innovaciones; sus
objetos de estudio son aspectos poco conocidos de aquella época:
problematización teórica de la distancia entre las normas y las prácticas;
relectura o recuperación de nuevas fuentes; adopción y adecuación de la
metodología de
otras disciplinas científicas; continuación de la
investigación
interdisciplinaria; coeducación en las escuelas normales;
formación política de los profesores de escuelas rurales y urbanas; enseñanza
del civismo en la escuela primaria rural federal; influencia de los
movimientosRevista Mexicana de Investigación Educativa 51 La oposición a la
educación socialista durante el cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca estudiantiles
sobre el desarrollo de la nueva instrucción; los estereotipos culturales de los
involucrados en el proceso educativo; relación entre el discurso oficial y la
realidad de las primarias rurales y la relación entre la
educación y los indígenas, entre otros.
16
Historiografía en el Estado de México Además de las obras
citadas anteriormente de Eugenio Martínez y Alicia Civera
17
sobre instrucción socialista en el Estado de México,
encontré otras. Elvia Montes de Oca realiza investigación regional: abarca toda
la entidad mexiquense y todos los niveles educativos, especialmente las educaciones
elemental y normal; sus fuentes son: periódicos
nacionales y locales, documentos elaborados por protagonistas de esa época y
los archivo Histórico del Estado de México, de la Escuela Normal para
Profesores, el Histórico Municipal de Toluca y el del Poder Legislativo del
Estado de México.
Su interés por la educación socialista le ha llevado a
seguir la pista a diversos temas: obstáculos para la aplicación de la
transformación educativa; ausencia de profesores preparados como tales y capacitados;
oposiciones por parte de los padres de familia y de los miembros del clero por
la irreligiosidad y la coeducación; el impacto sobre la enseñanza socialista de
la intermitencia de los periodos de gobierno de los mandatarios mexiquenses;
papel de las¿ autoridades civiles; apoyos didácticos para la reforma educativa;
labor social de los maestros en su comunidad; violencia provocada por la
transformación pedagógica, valores contenidos y enseñados en las aulas
Socialistas; ideas cardenistas entorno a la educación y
disputa por el poder entre Iglesia y Estado; entre otros.
18
Historiografía municipal La bibliografía consultada para
casos locales en el Estado de México se
Remite a las siguientes obras: Juan B. Alfonseca Giner de
los Ríos (en Civera, 1999) averiguó sobre procesos generados por la instrucción
socialista en los distritos de Texcoco y Chalco, principalmente conflictos,
resistencias, negociaciones y adhesiones en la relación escuela
federal/comunidad.
Otra investigadora local de la reforma educativa es Celia
Zarco González; estudia lo acaecido en el distrito de Ixtlahuaca: “[…]
contrasta los documentos oficiales con testimonios orales de maestros que
trabajaron en esa zona, y a quienes les fue encomendada la aplicación de la
reforma educativa de 1934” (Montes de Oca, 1998:20-21).52 Consejo Mexicano de
Investigación Educativa
Palacios Valdés Patricia Hurtado Tomás (1986) también
investigó este lapso; la reforma aplicada en la Escuela Normal Mixta de Toluca
fue su objeto de estudio. Para Bruno Sánchez Hisojo (1995), la educación
socialista en las escuelas primarias federales del valle de Toluca mereció un
trabajo de indagación; revisó las instituciones locales coadyuvantes de la
educación primaria federal y los problemas enfrentados por el maestro federal
rural en dicho valle.
Sobre el municipio de Metepec existe el trabajo realizado
por Longina Serranos Sánchez (2001) para obtener el grado de maestría por el Instituto
Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México. Se interesó por
revisar los planes de estudio de las escuelas primarias, sus contenidos y
su relación con las actividades desplegadas en esas
instituciones educativas por los maestros. Montes de Oca (1998) trata también
el municipio de Toluca: aborda a los protagonistas involucrados en la reforma:
alumnos, maestros, padres de familia, autoridades civiles, prensa e Iglesia.
Nos parece que este trabajo de Montes de Oca, inició el estudio en el municipio
de Toluca y contribuyó a generar otras líneas de análisis, entre ellas la oposición
generada por el clero y algunos padres de familia en las escuelas primarias
rurales federales ubicadas en los pueblos de este municipio y los mecanismos
para evidenciar la obstrucción, sin embargo, creemos que su
trabajo generó algunas lagunas. El objetivo de esta
investigación es tratar de llenar ese huecodejado por las investigaciones de
Montes de Oca.
Escuelas primarias estatales, federales y función de las
autoridades civiles En 1936 existían 44 escuelas primarias en el municipio de
Toluca; 38 de ellas dependían del gobierno estatal, y se distribuían: ocho
elementales, ocho elementales y superiores,cinco nocturnas, una anexa al
Tribunal de Menores y 16 rurales (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección
Escolar/ 1939/ Volumen 418/ Expediente 55). Existían también seis rurales
mixtas dependientes de la federación; ubicadas en las localidades de
Capultitlán, Santa Ana Tlapaltitlán, Santiago Tlacotepec, San Juan Tilapa,
Cacalomacán y Tecaxic (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1936/ Volumen 31/ Legajo
De estas escuelas de educación básica del municipio de
Toluca las 38 eran unisexuales, lo cual contradecía la norma de la educación
socialista
en su carácter coeducativo; esto en parte se explicaría
por el rechazo de
ciertos sectores sociales a la convivencia entre niños y
niñas en la mismaRevista Mexicana de Investigación Educativa 53
La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca
escuela por razones religiosas y de costumbres y
tradiciones (Montes de
Oca, 1998:18). En las primarias del municipio toluqueño,
el presidente
municipal y los comisarios civiles de cada pueblo que
conformaba dicho
municipio
20
–las
denominaciones actuales para los comisarios civiles son
delegados municipales– al obedecer y aplicar las leyes
federales y estatales referentes a la educación, se convirtieron en gran medida
en los encargados de la correcta y efectiva aplicación de la educación
socialista a
través de varias formas:
1) Vigilaban las asistencias de profesores y alumnos: de
los primeros con
listas de asistencias levantadas por inspectores
escolares; de los estudiantes con las relaciones de concurrencia realizadas
diariamente por
cada uno de los profesores en su aula o aulas.
2) Las autoridades municipales, en coordinación con los
directores de
las escuelas primarias, exhortaban a los padres de
familia a enviar a
sus hijos a estudiar en esas instituciones educativas y
cumplir de esta
manera con la obligatoriedad de la educación primaria
establecida en
nuestra Carta Magna.
3) También imponían multas económicas a los padres de
familia cuando
sus hijos no acudieran a la escuela (de conformidad con
el artículo
190 de la Ley General de Educación vigente en esa época,
se aplicaban multas que iban desde los veinticinco centavos hasta los cinco
pesos; la cantidad dependía de los ingresos del padre
infractor, o el
arresto correspondiente a razón de un día por cada peso
de multa).
4) Se convertían en receptores de las quejas de los
lugareños cuando se
inconformaban por diversas cuestiones, las que
involucraban desde el
trabajo o actitudes de los mentores, autoridades
escolares, hasta cuestiones académicas o materiales de su respectiva
institución educativa.
En Toluca, como en diversas entidades federativas del
país, se presentaron
diferentes tipos de oposición a la aplicación de la
educación socialista y
sobresalían la inasistencia escolar y la creación de
escuelas particulares no
autorizadas.
Inasistencia escolar
El ausentismo escolar en el municipio de Toluca, al igual
que el nacional,
fue promovido por el clero; Pascual Díaz, arzobispo de la
ciudad de México,54 Consejo Mexicano de Investigación Educativa
Palacios Valdés
lanzó advertencias en abril de 1934, en las cuales “[…]
ordenaba a los padres de familia que debían abstenerse de enviar a sus hijos a
las escuelas
laicas dado que la Secretaría de Educación Pública estaba
impidiendo la
educación cristiana de los niños” (Camacho, 1991:116) y
conminó a los
católicos a impedir, con cualquier medio legal a su
alcance, que se estableciera y propagara la enseñanza socialista, con la
amenaza de excolmugar a
quien cooperara con dicha instrucción (Solana et al.,
1982:268, 269).
Muchos habitantes del país, incluidos los de Toluca,
obedecieron dichas órdenes, por lo que la ausencia de alumnos fue significativa
en varias entidades de la nación, como en Tlaxcala, donde a principios de
1935 y 1936, hubo un marcado descenso en las
inscripciones. Otro ejemplo
es Puebla, donde en el otoño de 1934:
[…] la iglesia poblana y las organizaciones católicas,
apoyadas por vastos sectores
de las clases medias, comenzaron a enviar desde la ciudad
de Puebla hacia el
campo folletería en contra de la “reforma satánica” del
artículo Tercero Constitucional. Como consecuencia, en 1935 hubo un descenso
notorio en la asistencia
de alumnos a las escuelas oficiales (Quintanilla y
Vaughan, 1997:174).
Ante esto, profesores e inspectores escolares de todo el
territorio nacional enviaban cartas donde suplicaban o exigían ayuda para
incrementar
el número de sus alumnos a las diferentes autoridades
políticas; en Tlaxcala,
el subsecretario estatal de educación, Gabriel Lucio, se
quejó ante el comité Ejecutivo del PNR de la agitación de los sacerdotes “[…]
tendiente a
obstruccionar (sic) la acción de las escuelas federales”
(Quintanilla y Vaughan,
1997:206).
En los archivos consultados por nosotros existen muchos
ejemplos de
este tipo de respuesta a la educación socialista a lo
largo del periodo 1934-
1940 en Toluca; la inasistencia escolar fue la principal
forma de respuesta
de una parte de la sociedad toluqueña hacia la enseñanza
socialista aplicada en el país. En octubre de 1934 el sacerdote de Capultitlán,
poblado
enclavado al sur del municipio de Toluca, llamó a los
padres de familia, en
plena misa, a ya no enviar más a sus hijos a la escuela
primaria rural federal, ubicada a la entrada de dicha localidad, porque en esa
institución se
les enseñarían cosas nocivas para la moral y la religión
pero, a cambio,
debían enviar a sus vástagos a la doctrina impartida en
las instalaciones de
la iglesia (Montes de Oca, 1998:9).Revista Mexicana de
Investigación Educativa 55
La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca
En otro ejemplo, Leonardo J. Santana, director de la
escuela primaria
rural federal de Capultitlán, hizo un llamado a los
comisarios municipales y representantes del comisariado ejidal de ese poblado
para que contribuyeran a que los niños cursaran su educación primaria: éstos
debían
lograrse cuando estas autoridades convocaran a una
reunión a los padres
de familia del poblado y ahí, mediante el diálogo,
convencerlos de mandar a sus hijos a dicha institución educativa, debido a que
los cursos estaban a punto iniciar y todavía los progenitores no inscribían a
sus vástagos.
El director Santana sospechaba la razón por la cual los
jefes de familia no
inscribían a sus hijos en la escuela: la mala
interpretación de los padres de
familia hacia el contenido del recién reformado artículo
Tercero Constitucional (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Escuelas Federales/
Toluca/ 1935/
Volumen 3/ Expediente 3).
En el ejemplo anterior, el profesor Santana carecía de
certeza de por
qué los padres de familia se abstenían de realizar la
inscripción de sus
hijos en la escuela; se infería que podría ser debido al
rechazo a la educación socialista, también porque carecían de recursos
económicos para enviarlos; porque sus hijos debían trabajar para ayudar en el
sustento de la
familia; porque era temporada de lluvias y los caminos se
volvían intransitables; porque llegaba la celebración del santo patrono del
pueblo; porque
los hijos debían ayudar a sus padres durante las
temporadas de siembra y
cosecha; o porque, como escribió Primitivo Álvarez,
inspector de escuelas
federales y del Estado de la XXXI zona escolar, a Juan
Fernández Albarrán,
Secretario General de Gobierno del Estado de México, en
1939, la baja
asistencia escolar se debía a tres factores:
1. La explotación económica realizada por los padres
sobre sus hijos.
2. La obra solapada o abierta de los enemigos de la
educación del pueblo (clero, explotadores y falsos líderes pueblerinos) quienes
obstruían la obra educativa.
3. A la labor displicente de ciertas autoridades
municipales, las cuales por compromisos políticos con la población no exigían a
los padres de familia el envío de sus
hijos a la escuela, tal como lo disponía el artículo 190
de la Ley General de
Educación (cursivas nuestras) (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1939/ Expediente 4/ Legajo 2).
En los documentos consultados en el Archivo Histórico
Municipal de Toluca
y en el Histórico del Estado de México, encontramos casos
donde los pa-56 Consejo Mexicano de Investigación Educativa
Palacios Valdés
dres de familia alegaban que no inscribían ni enviaban a
sus hijos a la
escuela porque ahí les enseñarían doctrinas socialistas,
las cuales eran contrarias a sus creencias religiosas.
Ejemplo de lo anterior es el suceso registrado en San
Felipe Tlalmimilolpan,
otro pueblo al sur del municipio de Toluca, limítrofe con
Capultitlán, en
donde a principios de 1935, Eduardo Zarza, director
Federal de Educación, visitó la escuela rural federal de esa localidad y
encontró únicamente
a cuatro alumnos en clase. El 13 de febrero de ese año
Zarza organizó una
junta con el comisario civil, el comisariado ejidal y
diez padres de familia
residentes en esa población; al cuestionarles sobre la
razón o razones de
por qué no enviaban a sus hijos a la escuela,
respondieron que no lo hacían porque estaban inconformes con el artículo
Tercero Constitucional
debido a que, consideraban, atacaba sus conciencias; el
comisario civil y el
comisariado ejidal contestaron al profesor Zarza que para
evitarse problemas con su comunidad, negarían su apoyo a los maestros y a la
referida
escuela.
Eduardo Zarza reportó estas situaciones, a través de
cartas al gobernador mexiquense José Luis Solórzano, al terminar alertó al jefe
del ejecutivo estatal sobre la función del clérigo del citado pueblo, porque
durante
los oficios diarios atacaba continuamente a la
instrucción socialista y además presionaba a los jefes de familia para se
abstuvieran de mandar a sus
hijos a estudiar a esa escuela (AHEM/ Fondo Educación/
Serie Escuelas
Particulares/ Toluca/ Volumen 3/ Expediente 3). En
ocasiones los padres
enviaban a sus hijos a la escuela a pesar de los miedos
hacia la enseñanza
socialista, sentimientos generados porque habían
escuchado malas interpretaciones por parte de vecinos o párrocos.
En marzo de 1936 los comisarios municipales de San Juan
Tilapa –otro
poblado sureño de municipio de Toluca y también
colindante con Capultitlán
y con San Felipe Tlalmimilolpan– con la Junta de
Educación y padres de
familia dirigieron una carta al presidente municipal de
Toluca para quejarse por la clausura arbitraria de sus escuelas para niños y
para niñas; esa
acción dejaría a muchos pequeños sin recibir instrucción
primaria; los suscritos
alegaban que a pesar de “[…] malas interpretaciones que
los enemigos del
progreso y del Supremo gobierno dan a ella [la
instrucción de la juventud
proletaria], no tubimos (sic) empacho en mandar a
nuestros hijos a esos
establecimientos de educación” (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1936/
Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 96).Revista
Mexicana de Investigación Educativa 57
La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca
Incluso la oposición a la educación socialista salía a
relucir con problemas por completo ajenos a dicha enseñanza: en Capultitlán, en
enero de
1938, en un escrito enviado por el director de la escuela
rural federal,
Eulalio Villuendas Jr., al profesor Martín V. González,
director de Educación Federal en el Estado de México, informó sobre el origen
del problema por el cual entregó la escuela al representante de los padres de
familia.
El director Villuendas escribió que, desde que él asumió
la dirección de la
institución en junio de 1935 y hasta agosto de 1937, los
maestros laboraban en armonía, hasta que la profesora Evangelina Pardo Zárate
llegó ahí
a trabajar y comenzó una labor incesante de división
entre profesores, alumnos
y vecinos de la localidad.
Villuendas puso a la profesora Pardo a disposición de la
Dirección de
Educación y la acusó de negligencia y falta de
cooperación con la dirección el plantel, pero el trabajo destructivo de la
catedrática Evangelina ya
estaba realizado al generar un gran distanciamiento entre
un grupo de vecinos y la escuela ya que al defenderse, la profesora esgrimió
ante la Dirección de Educación que el personal de la escuela llevaba a cabo la
implantación
de las educaciones sexual y comunista, afirmaciones que
se filtraron y llegaron a oídos de la población; éstas fueron usadas por el
clérigo de Capultitlán
para lanzar, desde el púlpito, anatemas contra los padres
de familia que
enviaran a sus hijos a la escuela del pueblo, por lo que
algunos residentes
iniciaron una campaña en contra de las autoridades del
plantel la que incluyó el envío de anónimos donde se les amenazaba de muerte si
no abandonaban inmediatamente las instalaciones escolares.
Al mismo tiempo otro grupo de lugareños hacía intensa
labor entre los
moradores del pueblo para convencerlos que su escuela
rural federal tenía
que pasar a depender del gobierno del Estado de México
porque, aseguraban ellos, los profesores estatales no enseñaban el socialismo.
Al final, las
instalaciones de la escuela sufrieron saqueos y destrozos
a manos de
inconformes. En su informe, el director Villuendas aclaró
que no toda la
población de Capultitlán compartía esas ideas
fanatizantes y destructivas;
ofreció una lista de vecinos que sí apoyaban a las
autoridades de la escuela,
sobresaliendo Wulfrano Ramírez, a la postre presidente
municipal de Toluca.
Según el director Villuendas, el verdadero origen de los
problemas era la
disputa por el manejo de la fructífera parcela escolar,
la cual en 1937 había
generado ganancias de mil pesos, cantidad utilizada para
comprar mobiliario y útiles escolares; informó que cuando llegó a la dirección
del plantel,58 Consejo Mexicano de Investigación Educativa
Palacios Valdés
los libros de contabilidad de la escuela reportaban que
dicha parcela arrojaba ganancias totales anuales de cincuenta pesos; en su
opinión, ejidatarios
influyentes del pueblo, en combinación con la removida
profesora Evangelina,
querían destituirlo para apropiarse del terreno y las
utilidades que producía.
Villuendas, desesperado, incluso pidió ayuda a las
autoridades municipales, pero respondieron estar muy ocupadas para atenderlo
porque entregarían sus cargos por esos días (AHEM/ Fondo Educación/ Serie
Dirección de
Educación/ Toluca/ 1938/ Volumen 391/ Expediente 20). El
director, por
órdenes de Martín V. González, entregó la escuela al
representante de los
padres de familia y salió del pueblo para salvaguardar su
integridad física.
Eulalio Villuendas Jr., fue reinstalado en su puesto de
director de la
escuela rural federal de Capultitlán en febrero de 1938,
y envió un informe al gobernador estatal Wenceslao Labra para notificarle sobre
los adelantos y mejoras en la escuela primaria que dirigía; después de
enumerarlos
hizo del conocimiento del mandatario mexiquense que era
vergonzoso que,
desde la iglesia de Capultitlán, se continuara con la
convulsión del vecindario con el propósito de correr a los profesores de esa
escuela.
¿Las razones de esta agitación? Porque los maestros de
esa institución educativa se negaban a permitir el uso de textos religiosos;
porque enseñaban
canciones y composiciones de carácter revolucionario a
los niños; porque
editaban el periódico Alborada y realizaban el mural
Parcela; porque hacían
festivales culturales, los cuales incluían bailables y
dramatizaciones de índole
social y no religioso; porque instituyeron desayunos
escolares; porque luchaban para conseguir útiles y ropa para niños indigentes;
porque atendían a
niños en edad preescolar y les brindaban albergue con
camas que en las imaginaciones del sacerdote y de algunos vecinos visualizaban
como material
didáctico para enseñar la educación sexual (AHEM/ Fondo
Educación/ Serie
Dirección de Educación/ Toluca/ 1938/ Volumen 391/
Expediente 20).
La inasistencia escolar en el nivel básico fue constante
de 1934 a 1940;
gran parte de la población, en combinación con el clero
católico, utilizó
esta inasistencia como muestra de su rechazo a la
educación socialista. Esa
falta de alumnos en las escuelas fue combatida por las
autoridades escolares. El director de la rural federal de Capultitlán antes del
problema descrito, hizo una petición en 1936 al presidente municipal toluqueño,
Darío
López, para que ordenara a los comisarios del lugar
colaborar con la escuela para normalizar la asistencia (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1936/
Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 1). El
presidente municipalRevista Mexicana de Investigación Educativa 59
La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca
respondió y giró las órdenes respectivas a los comisarios
(AHMT/ Ramo
Educación Pública/ 1936/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo
2/ Foja 2).
También el presidente del Comité de Educación de dicha
escuela se
quejó con Darío López porque los comisarios civiles de
Capultitlán no la
apoyaban, ya que no llamaron al pueblo a una reunión
donde les pedirían
dinero para terminar trabajos de carpintería y, al mismo
tiempo, escucharían su opinión para cambiar algunas autoridades escolares
(AHMT/ Ramo
Educación Pública/ 1936/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo
2/ Foja 71);
el presidente municipal respondió e hizo un extrañamiento
por escrito a
los comisarios de esa población (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1936/
Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 2).
En otro documento sobre baja asistencia escolar, el
secretario general de
Gobierno del Estado de México, Carlos Pichardo, ordenó en
1936 al presidente municipal de Toluca realizar acciones para aumentar el
número de
niños en la escuela rural de Tlachaloya, pueblo situado
al norte del municipio de Toluca, porque el profesor de esa escuela, Pascual
Becerril, se quejó
con Pichardo y pidió que se girara una orden al jefe de
armas de esa localidad para recoger niños y niñas en edad escolar y dejarlos en
la escuela,
debido a que los padres de familia y comisarios civiles
no hacían caso de la
presencia de los menores en las instalaciones educativas
(AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1936/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 5/ Foja.
20).
El presidente municipal toluqueño, Luis F. Rodríguez,
exigió en 1936
al C. Cipriano Barrera enviar a sus hijos a la escuela
primaria porque de lo
contrario aplicaría sanciones económicas contra él, según
lo estipulaba el
artículo 74 del Bando de Policía en vigor (AHMT/ Ramo
Educación Pública/ 1937/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 1/ Foja 26); en 1937
el segundo regidor de Toluca, Enrique Iglesias, ante la gran ausencia de
estudiantes
en la escuela rural de Santiago Tlacotepec, propuso que
el Ayuntamiento
se dirigiera a los comisarios civiles de esa localidad
para que ordenaran a
los padres que enviaran a sus hijos a la escuela e,
incluso, como medida
coercitiva, les impusieran multas económicas (AHMT/ Ramo
Educación
Pública/ 1937/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja
79); el presidente municipal en 1937, Darío López, envió al comisario civil de
San
Martín Toltepec, localidad situada al norte del
municipio, la queja del
maestro rural de la escuela del pueblo, de apellido
Martínez, por la baja
presencia escolar porque a pesar de la apertura de la
escuela desde enero,
únicamente tenía dos alumnos (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1938/60 Consejo Mexicano de Investigación Educativa
Palacios Valdés
Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 118) el
presidente municipal
ordenó al comisario civil de San Martín Toltepec
aplicarse para que los
niños asistieran a clases (AHMT/ Ramo Educación Pública/
1938/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja 11).
El problema de la inasistencia escolar persistía en 1938:
el 6 de enero
de ese año el inspector federal de educación de la zona
15 pidió ayuda al
presidente municipal de Toluca, Antonio Mancilla Bauza,
para incrementar la asistencia en este municipio; el 8 de enero Mancilla Bauza
contestó
que ya había girado instrucciones a las autoridades de
los pueblos del municipio
para que procuraran mayor asistencia a los centros
escolares y, en caso de
que los escolares no asistieran, se aplicaran multas
económicas a los padres
o tutores de los alumnos faltistas (AHMT/ Ramo Educación
Pública/ 1938/
Volumen 31/ Expediente 3/ Legajo 1/ Foja 2).
Las medidas tomadas por Mancilla Bauza trataron de ser
más enérgicas
en 1939, porque ordenó a los 16 jefes de cuartel
existentes en el municipio de Toluca y a los comisarios de los 25 pueblos que
integraban la municipalidad que el 1 de febrero, en el inicio del año escolar,
ejercieran pertinaz
vigilancia a efecto de que todos los niños quedaran
inscritos, porque una
vez concluido el plazo marcado para las inscripciones,
debían presentar a
los pequeños en la escuela y así cumplir con lo dispuesto
en el artículo 86
del Bando Municipal de Policía y Buen Gobierno (AHMT/
Ramo Educación Pública/ 1939/ Volumen 31/ Expediente 4/ Legajo 1/ Foja 2).
La situación siguió mal para la escuela socialista
durante 1940 en el renglón de las asistencias: en enero de ese año el
presidente municipal Gustavo
Durán Vilchis recomendó a los comisarios de los pueblos
que volvieran a
vigilar la asistencia escolar ante el inicio del año
escolar (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1939/ Volumen 31/ Expediente 4/ Legajo
1/ Foja 2).
Creación de escuelas particulares
Otra forma de rechazo a la educación socialista por parte
de algunos sectores de la sociedad de Toluca fue la creación de escuelas
particulares,
que funcionaban sin autorización del gobierno federal.
Este problema
también existió en otras regiones del país: la educación
religiosa clandestina brindada en estas escuelas fue un fenómeno difícil de
controlar para
el Estado nacional porque esa instrucción la realizaban
padres de familia
en domicilios particulares pues pensaban que así
inmunizaban a sus hijos
de ideologías ateas.Revista Mexicana de Investigación
Educativa 61
La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca
Un caso ilustrativo fue el informe que hizo el
subsecretario de Educación de Tlaxcala, Gabriel Lucio al Secretario de
Gobernación federal donde escribió que muchos sacerdotes oficiaban de manera
clandestina, sin
reglamento y
sostenían centros escolares clandestinos (cursivas nuestras)
(Quintanilla y Vaughan, 1997:206).
La creación de instituciones educativas particulares
provocó problemas
a los profesores y autoridades que laboraban en planteles
oficiales, ya sea
porque esa competencia no dejaba trabajar apropiadamente
a las escuelas
públicas o porque al violentar el artículo Tercero
Constitucional con sus
enseñanzas clandestinas y no poder impedirlo las
autoridades educativas y
civiles, proyectarían la imagen de incapacidad para la
aplicación de la legislación respectiva.
En Toluca, Luz Canalizo, directora de la escuela rural
para niñas de San
Buenaventura, poblado ubicado al poniente de esta ciudad,
solicitó en
febrero de 1937 al Secretario de Educación Pública la
ayuda necesaria para
que girara al comisario civil de esa localidad la orden
estricta de clausura
de escuelas particulares porque operaban sin el permiso
del gobierno federal (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Escuelas Particulares/
Toluca/ 1937/
Volumen 8/ Expediente 25). El gobernador Eucario López a
través del
secretario General de Gobierno, Carlos Pichardo, ordenó
al comisario civil de esa población clausurar esas escuelas (AHMT/ Ramo
Educación Pú-
blica/ Volumen 31/ 1937/ Expediente 1/ Legajo 2/ Foja
129) y avisó al
presidente municipal de Toluca para que éste tuviera
conocimiento quien
reafirmó rápidamente la orden de clausura al referido
comisario (AHMT/
Ramo Educación Pública/ Volumen 31/ 1937/ Expediente 1/
Legajo 2/
Foja 130).
El gobierno estatal dio prioridad a la clausura de
escuelas particulares
incumplidas con las disposiciones oficiales: Juan Avilés,
inspector de distrito escolar de Toluca, escribió al Secretario General de
Gobierno para que
éste exigiera a los directores de planteles particulares
los mismos textos usados en las escuelas oficiales, porque aunque el artículo
61 de la Ley General
de Educación les concedía el uso de libros diferentes a
los oficiales con la
única condición que éstos fueran laicos, esos directores
permitían en sus
escuelas el uso de todo tipo de libros religiosos (AHEM/
Fondo Educación/
Serie Dirección de Educación/ Toluca/ 1933/ Volumen 319/
Expediente 26).
Las clausuras de planteles educativos particulares fueron
una constante
entre 1934 y 1940: en una circular de septiembre de 1936,
la Secretaría de62 Consejo Mexicano de Investigación Educativa
Palacios Valdés
Gobernación federal recomendó a los presidentes
municipales que si existían escuelas particulares en sus jurisdicciones que no
cumplieran con la
ley, fueran clausuradas inmediatamente y dieran aviso de
ello a la Dirección de Educación Federal. Según la Secretaría de Gobernación,
en la dé-
cima zona escolar, a la cual pertenecía Toluca, existían
tres escuelas particulares
que no satisfacían los requisitos oficiales para poder
operar: la “Concepción Peñaloza”, ubicada en la calle de Pedro Ascencio 19,
cuya directora
era Eulalia Peñaloza; la “Antonio Alzate”, ubicada en la
calle de Arteaga s/
n., dirigida por Constanza Medrano; y la “Academia de
Ciencias Administrativas”, ubicada en Avenida Libertad 45 y encabezada por
Esther Cano
(AHEM/ Fondo Educación/ Serie Dirección de Educación/
Toluca/ 1936/
Volumen 367/ Expediente 2 de septiembre).
A pesar de la advertencia del gobierno federal sobre la
irregular existencia de esos colegios particulares, el gobierno estatal
reaccionó lentamente
porque fue hasta 1937 cuando el secretario general de
Gobierno, Carlos
Pichardo, avisó a las profesoras Constanza Medrano (AHMT/
Ramo Educación Pública/ 1937/ Volumen 31/ Expediente 1/ Legajo 5/ Foja 16) y
Esther Cano (AHMT/ Ramo Educación Pública/ 1937/ Volumen
31/Expediente 1/ Legajo 4/ Foja 7) sobre el cierre de sus respectivas escuelas
por
no estar autorizado su funcionamiento por la Dirección de
Educación Federal (AHEM/ Fondo Educación/ Serie Escuelas Particulares/ Toluca/
1937/
Volumen 8/ Expediente 25).
Del cumplimiento de esas disposiciones sólo tenemos
constancia del
cierre de la escuela de la profesora Esther Cano, debido
a que el presidente
municipal de Toluca, Luis F. Rodríguez, avisó al
Secretario General de
Gobierno de la clausura de dicha institución educativa
(AHMT/ Ramo
Educación Pública/ 1937/ Expediente 1/ Volumen 31/ Legajo
4/ Foja 6).
Uso de violencia
A diferencia de la casi ausencia de violencia en Toluca,
en el resto del país
la aplicación de dicha enseñanza fue un elemento
propiciador de terror,
sobre todo en la región del Bajío, donde surgió la
segunda Cristiada o
Movimiento Segundero, también conocido como La Segunda.
21
La Segunda tuvo en Jalisco dos momentos cruciales:
[…] de 1934 a 1936 cuando el movimiento se sustentó como
reacción contra la
aplicación de la educación socialista […] La Segunda
michoacana fue una reacciónRevista Mexicana de Investigación Educativa 63
La oposición a la educación socialista durante el
cardenismo (1934-1940): el caso de Toluca
contra los intentos cardenistas para establecer la
educación socialista, así como una
afrenta contra los agraristas comunistas que estaban
siendo apoyados por El Tata
(sic) Lázaro […] En Guanajuato el movimiento segundero se
dio a partir de 1935,
cuando los ataques contra los maestros socialista
cobraron vidas […] Los curas de
pueblo tomaron su parte azuzando a los fanáticos
católicos que defendieran el alma
de sus hijos contra la educación socialista (Serrano,
1992:100-101).
También en la Sierra Norte de Puebla los cristeros, decepcionados
por los
arreglos de 1929 entre las cúpulas federal y católica,
canalizaron su desencanto contra los profesores federales de la instrucción
socialista porque los
visualizaban como representantes del poder del Estado:
Entre 1934 y 1939 al menos 17 profesores murieron en el
campo poblano.
Los asesinatos no fueron investigados de manera seria; el
ejército informó que
los maestros exageraban el peligro. En 1939 aún merodeaba
por la Sierra Norte
la banda de Odilón Vega (connotado cristero poblano) […]
Vega atacó a los
maestros y a los agraristas en nombre de Cristo Rey
(Quintanilla y Vaughan,
1997:175-176).
En otro ejemplo de violencia, a principios de 1937 una
banda armada
tomó Tlaxco, Tlaxcala, causó destrozos, robó la oficina
de Hacienda, requisó caballos y explicó a los pobladores que todo lo hizo “[…]
para
continuar la lucha contra el comunismo y la escuela
socialista” (Gilly,
1994:196). David L. Raby hizo un recuento nacional de la
violencia ejercida
contra los profesores a propósito de la educación socialista
en aquellos
difíciles años:
En septiembre de 1934 en el municipio de la Huacana,
Michoacán, el inspector
regional de educación, profesor Carranza, organizó una
semana roja para hacer
propaganda a las ideas socialistas; cuando terminó […]
unos grupos de fanáticos
agredieron y dieron muerte a Flavio Gómez, Rubén
Cervantes, Rogelio Arellano
y varios maestros cuyos nombres se ignoran […] en Santa
Rita, municipio de
Tacámbaro, la maestra María Salud Morales fue asesinada
alrededor de las cuatro
de la tarde del 16 de junio de 1937 […] a fines de 1936 o
principios de 1937, en
Los Herreros, municipio de Coalcomán (también en
Michoacán) un grupo de
hombres armados balaceó al maestro Eduardo González […]
Los pistoleros ni
siquiera lo conocían y le dispararon simplemente como
representante de la edu-64 Consejo Mexicano de Investigación Educativa Palacios Valdés cación pública a la que se oponían por motivos religiosos
[…] en el año transcurrido entre septiembre de 1935 y agosto de 1936, de las 40
escuelas rurales de la región (de Colotlán, Jalisco) 7 fueron incendiadas […]
(y) en muchas otras escuelas el trabajo docente era obstaculizado por los
padres, que se rehusaban a mandar a sus hijos a la escuela […] en marzo de 1936 en
Ciudad González, Guanajuato […] una Misión Cultural iba a visitar al
pueblo para realizar cierto trabajo social y para difundir los ideales de la
educación socialista, pero cuando el cura del lugar lo supo, hizo arreglos para celebrar una
función religiosa que coincidiera con el momento mismo en que se iba a celebrar
en la plaza vecina un
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